Ya vimos Rápidos y Furiosos 8: Lo mismo de siempre, pero con un Challenger nuevo
Hace 16 años, sí leyeron bien, 16 años; un grupo de jóvenes y poco conocidos actores iniciaron una aventura que trascendió fronteras y se convirtió, con el paso de los años, en una de las sagas cinematográficas más longevas y fructíferas en la historia del séptimo arte: The Fast and The Furious.
Con el estreno de aquella cinta, el ambiente del tuning detonó a nivel mundial y ayudó a crear una industria que, en su momento, movió miles de millones de dólares alrededor del globo. Con un modesto presupuesto de 38 millones de dólares, Rápidos y Furiosos recaudó más de 200 alrededor del mundo.
Al más puro estilo de Hollywood, la segunda parte llegaría en el 2003 y la tercera tres años después. Sin embargo, The Fast and The Furious 3: Tokyo Drift se convirtió en un parteaguas en esta historia; primero, porque fue la primera (y única) no estelarizada por el elenco original de las otras siete y en segundo, porque fue la película con la cual se dio por terminado el matrimonio entre el tuning y la franquicia producida por Vin Diesel.
Una historia que todavía da para más
Lejos de terminar, The Fast and The Furious tomó un segundo aire y se convirtió en una historia más de acción, balazos, actores fortachones, chicas guapas y autos a toda velocidad, como hay muchas más en la historia de Hollywood: Ronin, Red Line, Need for Speed, The Transporter, Bullit, etc.
Endulzados por el éxito y la aceptación de público, los productores aceleraron a fondo y nos regalaron la cuarta, quinta y sexta entrega. Sin embargo, en el 2013 la historia dio un giro inesperado y trágico con la muerte de Paul Walker. Cuando todo parecía perdido para la saga, Vin Diesel y compañía se las arreglaron, para no solo terminar la película sin la presencia de Walker, sino convertir a The Fast and The Furious 7 en la más taquillera de todas y una de las cintas con mayor recaudación en la historia del celuloide.
Las mieles de los más de mil 500 millones de dólares recaudados alrededor el mundo tuvieron la consecuencia lógica: Vin Diesel anunció que Fast and Furious contaría con tres entregas más.
The Fate of The Furious, sí, más de lo mismo
Luego de estar poco más de noventa minutos viendo esta cinta, podemos afirmar que es poco o nulo lo nuevo que The Fate Of The Furious aporta a la saga. Con algunos matices diferentes y el fichaje de dos actrices de primera línea, FF8 es más de lo mismo, pero cumple con la misión de mantenerte entretenido con muchas escenas de acción, multitud de efectos especiales y múltiples escenas de choques, algunas de las cuales, como ya sabemos, rayan en lo inverosímil.
Sin embargo, la primera mala noticia para los amantes de la franquicia, es que en esta octava entrega los autos han pasado finalmente a un segundo término. Se acabaron las épocas en las cuales te sorprendías viendo concept cars, autos último modelo difíciles de ver en otras cintas o dream cars como el Lykan.
Las novedades automotrices verdaderamente sorprendentes se limitan al Dodge Challenger Demon (que fue revelado "accidentalmente" en un teaser de esta misma película) y a un arrobador Plymouth GTX. Los demás coches son, digámoslo así, más comunes: un Bentley, un Chevrolet Corvette clásico, un Lamborghini color naranja y el camaleónico Dodge Charger de Toretto. Demás está decir que los guionistas se centraron en explotar al máximo otros aspectos de la historia.
Actores y actrices haciendo lo que mejor saben hacer
No faltan, desde luego, un par de guiños al inolvidable Brian O´Conner y a su guapérrima esposa Mia, quien se quedó sin papel y sin chamba en la historia, luego del fallecimiento de Walker.
Rápidos y Furiosos 8 muestra mucho de lo que ya hemos visto en entregas anteriores y añade algunas cosas nuevas, como una secuencia de velocidad en una isla de Cuba tan alejada de la realidad como sólo lo puede concebir Hollywood; con muchos desvencijados autos clásicos, sin policías, sin militares y al parecer, sólo habitada por jóvenes amantes de la velocidad.
De igual forma tenemos a un Vin Diesel mucho más maduro, en uno de los tres únicos papeles que lo han mantenido en el gusto del público (los otros dos son Xander Cage y Riddick). También regresa Dwayne Johnson haciendo el papel que mejor le sale: El de Dwayne Johnson. Presumiendo su musculatura, una fuerza que envidiaría el propio Superman y haciendo chistes que tienen todo, menos gracia.
Jason Statham, simplemente genial. Haciendo malabares, despachando villanos y recordándonos porqué es uno de los actores de acción favoritos de la Meca del Cine. El resto del elenco repite las mismas actuaciones, incluyendo a Kurt Russell que deja atrás las soberbias actuaciones de “The Hateful Eight” y “Bone Tomahawk” para obsequiarnos el papel de un jefe bobo.
Llama la atención el actor Tyrese Gibson, que ha sido vergonzosamente degradado a bufón de la franquicia, aquel que se limita a ser el contador de chistes trillados, frases que intentan ser graciosas y a quejarse de todo y por todo.
Respecto a los nuevos fichajes de FF8 tenemos a Charlize Theron ¡divina! En un papel de villana guapísima, sexy y fríamente calculadora; envuelta en un ambiente de alta tecnología y elegancia. Igualmente genial es Helen Mirren, quien lamentablemente aparece sólo unos cuantos minutos en escena y con un papel que nos hace recordar a Cherry Jones en "Ocean´s Twelve".
Entonces ¿qué debemos esperar de Rápidos y Furiosos 8?
Nada nuevo respecto a lo que ya has visto en entregas anteriores. Rápidos y Furiosos 8 no intenta ser una cinta ganadora de Globos de Oro o de Oscares; simplemente desea ser una cinta llena de acción, que te mantenga entretenido por dos horas, si brindas ciertas concesiones y lo único que buscas es pasar un buen rato con una entrega más de esta historia que nació hace dieciséis años.
¿Superará en ganancias y éxito a la séptima entrega? Eso sólo el tiempo y los cinéfilos lo decidirán.
En Motorpasión México | Video: The Fast and The Furious, 15 años después