No es ningún secreto que la Ciudad de México se enfrenta a un terrible problema de contaminación. Hace unos meses, todos los capitalinos sufrimos las consecuencias —como si nuestros pulmones no las hubieran sufrido ya— con la aplicación del programa Hoy No Circula a autos nuevos. Fue una medida efímera que abrió nuestros ojos ante el gran problema que tenemos delante; ahora viene la medida definitiva: A partir de 2025, los vehículos con motor de diésel no podrán circular en la Ciudad de México.
La decisión fue anunciada durante la Cumbre de alcaldes C40: Ciudades liderando acciones climáticas, por el alcalde de la capital del país, Miguel Ángel Mancera. A esta medida también se sumaron dos grandes capitales europeas, Madrid y París, donde los vehículos particulares alimentados por diésel son mucho más populares que en la Ciudad de México.
El objetivo de esta medida es reducir los niveles de CO2 y NOx, cuyas consecuencias en la salud de las personas son preocupantes. Pueden ocasionar pérdida de la percepción olfativa, edema pulmonar, accidentes cerebrovasculares, y desde ligeras molestias respiratorias, hasta dolores agudos. Si miras por la ventana y alcanzas a ver una capa café-amarillenta-rojiza en el cielo, es por culpa de estos gases.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció ciertos límites recomendados sobre los niveles de estos gases. Las tres capitales que se unen a esta medida los superan, por mucho. París, por ejemplo, supera los límites un 80%, mientras que la Ciudad de México y Madrid los duplican.
Los autos a diésel siempre han sido castigados en la Ciudad de México
Cuando hablamos de vehículos de transporte o de uso comercial, nos resulta bastante sencillo pensar que son alimentados por diésel. Si pensamos en autos particulares, quizá nos parezca más difícil... porque la oferta de este tipo de vehículos siempre ha sido escasa en nuestro país.
Entre los beneficios de un auto alimentado por diésel, se encuentra un mayor rendimiento de combustible, motores con mayor cantidad de torque (más empuje, por así decirlo) y un costo inferior al de la gasolina premium. ¿Entonces de dónde surge el interés por eliminarlos de la capital del país?
A pesar de su lado positivo, los motores de diésel emiten una mayor cantidad de partículas de suspensión y de gases contaminantes, hasta cuatro veces más que un auto de gasolina. Además, se ha demostrado que respirar sus residuos pueden ocasionar cáncer.
Con el programa Hoy No Circula, al menos hasta antes de su reforma, los vehículos con motores de diésel únicamente podían circular diario durante cinco años, mientras que uno de gasolina podía andar sin problemas hasta ocho.
Este problema viene desde las normas de homologalización mexicanas
Así como la falta de normas de seguridad estrictas da libertad a los fabricantes para ofrecer vehículos poco seguros en México, los estándares ambientales mexicanos se alejan de los permitidos en Europa, y las marcas pueden comercializar vehículos nuevos con motorizaciones anticuadas. Esto, sumado a la mala calidad de nuestros combustibles, evitan la llegada de motores más eficientes y limpios a nuestro país.
Basta echar un vistazo a los motores de determinado modelo en Europa y en México. Mientras aquí podemos encontrar un auto con motor de tecnología de hace diez años, ese mismo modelo puede ofrecerse en Europa con una propuesta más actualizada, de una cilindrada menor, turbocargador y tecnologías como el sistema Start & Stop, que apaga el motor al hacer alto total, y lo enciende de nuevo al soltar el freno.
Por poner un ejemplo concreto, un auto compacto con motor de cinco cilindros de 2.5 litros en México emite 219 gramos de dióxido de carbono por kilómetro. En Europa, la versión más contaminante de ese auto tiene motor de cuatro cilindros de 1.4 litros turbo, y emite sólo 122 gramos por kilómetro.
Es una gran medida que debe venir acompañada de incentivos a vehículos ecológicos
Los alcaldes de París, Madrid y de la Ciudad de México se comprometieron a tomar las medidas necesarias para reducir las emisiones de carbono, y aseguraron que colaborarán con la industria automotriz para facilitar la introducción de vehículos eléctricos o híbridos.
En la Ciudad de México, la oferta de vehículos híbridos y eléctricos es bastante limitada, en buena medida debido a que su tecnología aún resulta muy costosa, y los incentivos por parte del gobierno siguen siendo escasos: libres del programa de verificación vehícular y exentos del pago de tenencia.
Prohibir los autos de diésel en la CDMX es una medida importante, pero no puede implementarse de la noche a la mañana. Hay que tomar en cuenta que buena medida del transporte público y comercial utiliza este combustible, por lo que habrá que promover la renovación de estos vehículos tanto en el sector público, como en el privado. Es una medida tan ambiental como económica. Hay que recordar que durante la norma emergente del programa Hoy No Circula, los camiones sí podían circular todos los días.
Ahora bien, como menciona Miguel Ángel Mancera, la Ciudad de México no sólo se enfrenta al problema de la contaminación, también debe hacer frente al tráfico; al final, son dos problemas que van unidos. Nuevas rutas de Metrobús e instalaciones de estaciones de Ecobicis son parte de los esfuerzos de la capital del país.
Por otro lado, queda por ver si la medida aplicará sólo en la Ciudad de México (entendida como un estado de la República) o si aplicará a toda la Megalópolis, pues el Estado de México, Tlaxcala, Morelos, Puebla e Hidalgo también contribuyen a la contaminación de la región, y si la medida no aplica en esos estados, el aire bien puede arrastrar la contaminación.
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