Con una eslora 30 metros más larga que el Titanic, el SS United States, conocido como el transatlántico más grande y rápido construido en Estados Unidos, está en su última travesía antes de compartir el mismo destino que el transatlántico británico: el fondo del mar.
Tras 30 años de oxidación en un muelle, el barco se prepara para convertirse en el arrecife artificial más grande del mundo. Esta emblemática nave, que una vez ostentó la Banda Azul por su velocidad, está en camino hacia su destino final bajo el mar.
El pasado 19 de febrero el SS United States inició su viaje del adiós. Con 300 metros de largo y más de 30 metros de eslora, este coloso del Atlántico ya no puede navegar por sí mismo. Fue jalado por cinco remolcadores que lo sacaron del muelle 84 del río Delaware, Filadelfia, donde estuvo anclado desde 1996. Ahora, un solo remolcador lo llevará rumbo a Mobile, Alabama, donde hará su primera parada dentro de dos semanas.
En Mobile, se retirarán materiales peligrosos, como combustible acumulado en sus tanques. Posteriormente, viajará hacia el Golfo de México, (no le vamos a llamar Golfo de América) donde será hundido a 55 metros de profundidad frente a la costa del Panhandle en Florida. Su proceso de transformación en arrecife durará aproximadamente un año y medio, por lo que su hundimiento definitivo está previsto para 2026.
Crucero en tiempos de paz, barco de guerra por si acaso
El SS United States fue diseñado como un transatlántico de lujo capaz de transportar rápidamente 14,000 tropas en caso de guerra. Su puesta en servicio en 1952 marcó un hito: con 240,000 caballos de fuerza, alcanzó velocidades de hasta 79 km/h, con lo que estableció un récord de cruce del Atlántico en 3 días, 10 horas y 40 minutos, marca que permanece imbatida.
Durante sus 17 años de operación, transportó a 1,900 pasajeros por viaje y requirió 900 tripulantes. Figuras destacadas, incluidos cuatro presidentes electos de Estados Unidos, viajaron en él. Sin embargo, en 1969 fue retirado del servicio y cambió de dueños varias veces sin que se lograra su restauración.
Finalmente, tras ser adquirido por el condado de Okaloosa por 10 millones de dólares, se decidió convertirlo en una atracción para buzos. Su estructura quedará sumergida a 18 metros de la superficie, mientras que un museo en tierra exhibirá partes conservadas, como una de sus chimeneas. Un final controvertido para el histórico barco después de pasar tres décadas de abandono.
Imágenes | Wildwood Video Archive, Chuck Homier en Wikipedia