Un arrancón de cuarto de milla es una de las maneras más sencillas de medir el poder real de un coche. Basta con alinearse, esperar la luz verde, y acelerar a fondo.
Las marcas estadounidenses siempre han considerado el tiempo que toma recorrer estos 400 metros a toda velocidad un factor relevante a la hora de vender coches de alto desempeño, y cuando vemos este tipo de bestias salir disparados de la línea, entendemos porqué.
Dodge ha llevado al límite al Challenger, primero con la versión Hellcat de 707 hp, y después insistió en que podría ser más veloz con el Demon, de —hasta— 840 hp, ambos con la tracción únicamente en las ruedas traseras.
Y claro que no esperamos récords en pista, el "timón" de estos coupés endemoniados de Michigan no está pensado en girar con precisión, y la suspensión no está calibrada para priorizar la agilidad en curvas. Pero lo que sí pueden hacer estos coches que comparten el 80% de sus elementos, es acelerar de manera espectacular en línea recta, y aquí está la prueba.