Chevrolet Tracker vs. Volkswagen T-Cross, comparativa: dos B-SUV de marcas superventas se enfrentan
Todo el mundo quiere una "camionetita". Los B-SUV poco a poco están usurpando el lugar que tradicionalmente le correspondía a los compactos. De más de una decena de modelos, reunimos a un par de SUV provenientes de Brasil y que pertenecen a dos de las marcas más populares de México: Chevrolet Tracker vs. Volkswagen T-Cross. ¿Cuál es mejor?
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Fichas técnicas
| Chevrolet Tracker | Volkswagen T-Cross | |
|---|---|---|
| Versión | Premier | Highline |
| Precio | $433,700 | $439,890 |
| Motor | 1.2 litros turbo | 1.6 litros |
| Potencia | 130 hp @ 5,500 rpm | 110 hp @ 5,500 rpm |
| Par | 140 lb-pie @ 2,000 rpm | 114 lb-pie @ 3,850 rpm |
| Transmisión | Automática 6 vels. | Automática 6 vels. |
| Peso | 1,271 kg | 1,263 kg |
| Longitud | 4,270 mm | 4,199 mm |
| Cajuela | 393 litros | 420 litros |
| Consumo en ciudad | 11.7 km/l | 11.7 km/l |
| Mantenimiento (3 años) | $5,867 | $9,150 |
| Seguro (anual) | $17,295 | $17,957 |
Dos SUV para la ciudad
Ambos modelos fueron desarrollados con un enfoque muy urbano. Sus dimensiones dejan en claro que su hábitat natural es la ciudad, con 4.19 metros de largo para T-Cross y 4.27 metros para Tracker. Los dos tienen buena altura respecto al piso, plásticos sin pintar en la zona baja y rieles en el techo: la apariencia completa de un SUV.
Del lado del Tracker tendremos un diseño bastante fresco y discreto, con detalles muy típicos de Chevrolet como una parrilla cromada de doble puerto, que se integra a los faros y desde ciertos ángulos recuerda al Blazer. Esta versión Premier lleva rines de 17" e iluminación de LED para faros y calaveras.
El T-Cross, por su parte, luce un estilo de sabor más europeo, fiel a las líneas sobrias de Volkswagen, al menos al frente. La trasera consigue una identidad diferenciada del resto de la gama gracias a unas calaveras unidas a través de la tapa de la cajuela. Al igual que en Tracker, la versión Highline apuesta por luces de LED y rines de 17".
En interiores, el Volkswagen T-Cross lleva la delantera
Ninguno de los dos tiene un diseño interior particularmente extravagante. El Chevrolet Tracker coloca la pantalla como tablet en una posición que no desvía mucho la vista del frente al mirarla. El tablero y las puertas llevan detalles en material de tacto-piel azul, que crea buen contraste y rompe con la sensación de que todo en la cabina es plástico rígido, como sí sucede en T-Cross.
Aun así, la percepción de calidad nos parece mejor en el SUV de Volkswagen. Es cierto que todas sus piezas son rígidas, pero hay más variedad de tonos, iluminación ambiental que le da un "efecto 3D" al tablero por las noches y, lo más importante, mejores ensambles. En T-Cross, con 11,000 km recorridos, apenas se escuchaban algunos ruidos; en Tracker, con 1,300 km, los ruidos eran más notorios.
A nivel ergonomía y practicidad, el Volkswagen T-Cross también está mejor resuelto. En el Tracker hay algunos aspectos a revisar, como el control de la computadora de viaje que va colocado en la palanca del limpiaparabrisas, un descansabrazos fijo que resta comodidad, un reposapiés pequeño y una lectura de instrumentos que cumple, pero no permite ver distintos menús simultáneamente como sucede en el cuadro de instrumentos digital de Volkswagen.
En lo que respecta a espacio, ambos SUV nos parecen amplios para la categoría a la que pertenecen, aunque T-Cross ofrece algo más de lugar para piernas y cabeza en la banca trasera. Al hablar de la cajuela se invierten los papeles, y es que aunque Volkswagen declara más capacidad, en la práctica fue imposible acomodar las maletas que sí cupieron en Tracker.
El Chevrolet Tracker gana una clara ventaja en equipamiento
Al ser las versiones más equipadas, hay varios aspectos de equipamiento que comparten. Ambos incluyen faros de LED, techo panorámico (tintado en Volkswagen), climatizador automático, llave inteligente, sensores de proximidad, cámara de reversa, infotenimiento compatible con Android Auto y Apple CarPlay, espejo retrovisor electrocrómico y hasta estacionamiento automatizado. Sí, ambos se hacen cargo de las maniobras de estacionamiento.
Donde el Chevrolet Tracker gana terreno es cuando hablamos de tecnología y seguridad. Por un lado está todo lo que ofrece OnStar, que va desde llamada automática de emergencia, conexión a internet para hasta siete dispositivos y una app para rastrear o encender el auto, hasta una página web que permite saber cómo condujo otra persona: cuántas frenadas fuertes hubo (y dónde), cuántas veces intervinieron las asistencias, etc., ideal para saber cómo condujo el adolescente de la casa.
Donde Tracker pinta su raya ante T-Cross y cualquier otro B-SUV es en asistencias de conducción. Más allá de las seis bolsas de aire, control electrónico de estabilidad y cinco estrellas de Latin NCAP que comparte con T-Cross, el Chevrolet Tracker se posiciona como el más seguro al incluir monitor de punto ciego, alerta de tráfico cruzado y ser el único B-SUV con freno autónomo de emergencia.
En cuanto a sistemas de infotenimiento, haciendo de lado a OnStar, tendremos una interfaz ligeramente más interesante con Volkswagen. La pantalla del T-Cross es una pulgada más grande, tiene sensor de proximidad, navegación y permite controlar algunas funciones del vehículo, más allá de las del sistema multimedia. La calidad del sonido de sus bocinas también es superior. Eso sí, no incluye el cargador inalámbrico para teléfonos que sí hay en Tracker.
Uno es rápido, el otro se maneja mejor
Hasta aquí hemos encontrado más similitudes que diferencias, pero la cosa cambia radicalmente cuando los manejamos. El Chevrolet Tracker brilla al hablar de motor. Lleva un propulsor turbo de tres cilindros y 1.2 litros, capaz de generar 130 hp y 140 lb-pie. En contraste, el Volkswagen T-Cross apuesta por un motor atmosférico de 1.6 litros, de 110 hp y 114 lb-pie.
La diferencia es evidente. El poco retraso en la entrada del turbo de Tracker ayuda a arranques e incorporaciones ágiles, y le cuesta muy poco trabajo mantener buen ritmo en carretera. Se puede circular a 110 km/h en torno a 2,000 revoluciones sin necesidad de hundir demasiado el pie sobre el acelerador. Para seguir ese paso, T-Cross rueda a 3,000 rpm —con notablemente más ruido y vibraciones— y requiere bastante del acelerador. Su motor es suficiente para ciudad, pero se queda corto en carretera.
Ambos SUV emplean una transmisión automática de seis velocidades, que en su operación normal no brillan por rapidez ni asustan por lentitud o falta de precisión. La Tiptronic de Volkswagen nos parece ligeramente mejor al incluir un modo Sport, más allá de la opción de cambios manuales que también ofrece Tracker.
Al hablar de manejo se invierten los papeles. Tracker sobresale por una suspensión que parece inmune a los baches, pero su blandeza y lo anestesiado de la dirección se traducen en una conducción poco precisa y que tiene a inclinar la carrocería con facilidad. Nada que comprometa la seguridad, sólo una sensación de lancheo.
T-Cross nos parece superior en este aspecto, con una suspensión ligeramente más firme —que cabecea mucho menos en ciudad— sin comprometer la comodidad, y una dirección igualmente suave, pero mucho más rápida. En curvas se siente mejor plantado y transmite más confianza que Tracker. El tacto de los frenos también es mejor: menos esponjoso, más sensible y con un recorrido más corto que en Chevrolet.
Finalmente, al hablar de consumo, ambos SUV promediaron 11.7 km/l en ciudad y se alimentan con gasolina de la verde. La diferencia en favor del Chevrolet Tracker es que con la misma cantidad de combustible, su motor ofrece una respuesta superior.
El Chevrolet Tracker gana esta batalla
Esta comparativa es muy curiosa, Así, en principio, podría parecer SUV muy similares: ambos provienen de Brasil, miden casi lo mismo y su precio es realmente similar. Los resultados, sin embargo, dejar a un claro ganador. El Volkswagen T-Cross, como producto, nos parece mejor que Tracker gracias a una plataforma más avanzada y un interior mejor resuelto. Donde pierde la batalla es en su configuración para México: cierra la puerta al motor turbo que sí ofrece en otros países y no ofrece asistencias de conducción.
El Chevrolet Tracker, pese a una conducción que no enamora y detalles por resolver al interior, logra rebasar a su rival alemán con una selección de motor mucho más acertada, las ventajas de conectividad propias de OnStar y, lo más importante, seguridad. Que se frene automáticamente para evitar un choque o avise de autos en el punto ciego es una ventaja importante.
Naturalmente, T-Cross y Tracker no son las únicas opciones. Son los SUV que coincidieron en nuestro garaje, pero su lista de rivales se extiende a más de una decena de modelos, entre los que figuran Peugeot 2008, KIA Seltos, Mazda CX-3, SEAT Arona, Honda HR-V y un largo etcétera.
Puntaje de Chevrolet Tracker
8.39
A favor
- Es el único B-SUV con freno autónomo de emergencia.
- La respuesta del motor turbo es muy buena.
- Los servicios de OnStar aportan mucho en el día a día.
En contra
- Conducción anestesiada y suspensión con tendencia a lanchear.
- Hay aspectos de ergonomía por mejorar.
- Algunos ensambles tienen margen de mejora.
Puntaje del Volkswagen T-Cross
8.0
A favor
- Se mueve con aplomo. Su manejo transmite confianza.
- Buen lugar para piernas y para cabeza.
- El sistema de infotenimiento es muy completo.
En contra
- El motor le queda apretado.
- El volumen de la cajuela no está bien aprovechado.
- No hay monitor de punto ciego ni alerta de colisión frontal.
