En Latinoamérica, la seguridad en autos seguirá en segundo plano a pesar de los esfuerzos de Latin NCAP
Si eres una persona que prefiere una pantalla más grande en su coche, vestiduras de color, quemacocos doble o techo panorámico, más bocinas, rines grandes o luces LED por todos lados, permítenos aclarar lo que es más importante cuando manejas.
La seguridad es, y siempre debe ser la prioridad. Un coche es muchas cosas, un símbolo de éxito, un "juguete", un recuerdo del pasado o una simple necesidad, pero también es una poderosa máquina que te puede lastimar o matar.
Sí, así de cruda es la realidad vista con objetividad. Objetos en movimiento de entre 1 y 2 toneladas a alta velocidad, encontrándose con otros objetos estáticos o con igual o mayor velocidad, es un duro golpe, y aunque cada día es más fácil conducir un coche nuevo, se requieren asistencias electrónicas que actúen cuando nuestras humanas manos ya han perdido el control.
Seguimos sin avanzar
En Argentina estaba lista la nueva normativa para que todo coche nuevo contara obligatoriamente con un control electrónico de estabilidad (inserta siglas aquí), y entraría en vigor a partir de este mes. Un acuerdo previamente firmado por marcas automotrices y el gobierno de ese país benficiaría a todos los conductores. Los que tienen coches más viejos estarían rodeados de coches más controlables, y los que van a bordo del coche nuevo podrían evitar un impacto con la asistencia "invisible" que impide la pérdida de control.
Sin embargo, la Presidencia de la Nación -Argentina- postergó esta ley al menos 2 años más, y a la organización Latin NCAP, sólo le quedó llamar a esta acción, una lamentable decisión, y nosotros en Motorpasión México, estamos de acuerdo.
¿Qué les cuesta?
A las marcas, aproximadamente 60 dólares, literalmente. Eso es lo que cuesta, en dinero, instalar el sistema de estabilidad a cualquier automóvil, y es obvio que con los avances tecnológicos constantes, cada vez cuesta menos y vale más. ¿Cómo lo cuentan ellos? Fácil, 60 dólares por cada 100 mil unidades que se fabrican sin ESC, son 6 millones de dólares ahorrados, que cada uno de nosotros sigue pagando en rines, bocinas, quemacocos... etcétera.
Por más humanas que quieran hacerse ver las marcas y por más publicidad que nos implantan por todos lados, para ellos, el negocio es primero. No estamos juzgando una posición moralista, no, simplemente queremos saber que todos estamos más seguros en la calle, en nuestros autos, que podemos vivir como en las economías más maduras y no estemos expuestos a morir o perder a alguien querido por una necedad del gobierno, que es achacada al público con el argumento: los clientes no quieren pagar por más seguridad.
Con nuestro conocimiento -práctico- adquirido a través de los años, probando los autos nuevos del mercado mexicano, podemos afirmar que la mayoría de los incidentes viales más comunes registrados diariamente podrían ser evitados si la mayoría de los coches contaran con control de tracción y estabilidad de serie.
¿Y México?
Cómo empezar... En México está vigente la Norma Oficial Mexicana (NOM) 194 que establece la instalación obligatoria de airbags y frenos ABS para todos los coches nuevos fabricados desde 2016 y entra en vigor en 2019.
Esto nos dice que tenemos un atraso de más de 20 años en materia de seguridad, lo cual no es nada nuevo para los que estamos al tanto del tema y para ustedes, lectores queridos, que deben exigir y estar de acuerdo con el precio extra de un control electrónico de estabilidad que le agrega valor a sus coches y a sus vidas.
Pero no se menciona nada acerca de sistemas electrónicos de asistencia al volante. Hay muchas personas involucradas que luchan por la seguridad vial y los gobiernos de países en desarrollo siguen ignorándolos. Los afectados somos nosotros, los consumidores, y más, quienes andan sin un seguro de automóvil con buena cobertura.
Así funciona el ESC de un Nissan Murano 2017: