Buena idea o no, fue una iniciativa un tanto desesperada para que los asiduos clientes de pickups Chevrolet en Norteamérica no sufrieran la intimidación de los gigantes petroleros cuando subió repentina y significativamente el precio del oro negro por allá, en 2004-2005.
Un sistema híbrido no muy eficiente, ya que eran los primeros en intentarlo de esa manera, fue utilizado para dos generaciones de pickups y SUVs de las marcas de GM, tales como Chevrolet y GMC. ¿Funcionó? Lee a continuación y dinos qué opinas.
¿Cuál era el objetivo de agregar un motor eléctrico a un V8 de 6.0 litros? Primero, tener un sistema start/stop... y poco más. Dicho motor se encontraba alojado en la transmisión, no podemos pensar en él como un sistema híbrido actual en donde la pila se carga ya sea conectándolo a la corriente eléctrica, o con frenos regenerativos. No, GM ofrecía un sistema paralelo (PHT) de acumulador y generador de ácido/plomo de 42 V que realizaba dos funciones, cargar la batería y activar el motor de arranque. ¿El resultado? Gotitas menos de gasolina inyectada al motor y la batería del motor siempre cargada.
Cada pickup contaba con 4 tomas de corriente de 120 V y 20 amperes, ideal para el sector de la construcción.
Se quiera o no, esto mejora el rendimiento de combustible al apagar el motor cada vez que se hace alto total y arrancarlo con energía eléctrica otra vez, mientras que la climatización y demás accesorios podían funcionar con la carga de las tres baterías colocadas bajo el asiento trasero.
Se utilizó en las generaciones de 2005 y 2009 y fue hasta 2014 cuando GM dejó de ofrecer camionetas híbridas, sin fecha o algún proyecto concreto de cuando regresarán. En un principio se ofrecieron únicamente en Alaska, Oregon, California, Florida, Nevada, Washington y Canadá. Eventualmente se comercializaron en todo el territorio estadounidense. En 2009 se ofreció por última vez este sistema paralelo (que en realidad no lo era) en pickups y camiones ligeros GMC con transmisión automática CVT.
Imposible pensar que hoy en día un sistema así de prosaico funcionaría, con las crecientes exigencias gubernamentales de emisiones y promedio de consumo de combustible por flota de vehículos (CAFE), sin propulsión directa del motor eléctrico ni regeneración de la energía.
Pronto conoceremos a fondo la nueva generación de pickups Chevrolet Silverado y Cheyenne, exactamente el 15 de enero de 2018 en el marco del NAIAS de Detroit, y podremos saber si hay planes renovados de mejorar las cifras "malévolas" de consumo y emisiones de GM, que sigue utilizando motores V8 -de 5.3 y 6.0 litros- y no ha dado a conocer propuestas similares a un motor EcoBoost, por ejemplo.