Quizá porque el portafolio de Chrysler califica como veterano —el 300 es viejo, la Voyager vive una segunda oportunidad por su bajo costo y la Pacífica apenas presume un rediseño cosmético—, la mayor especulación que circulaba tras la conformación de Stellantis era que la firma fuese descartada en el mediano plazo.
Carlos Tavares, máximo responsable del nuevo consorcio, frenó todos los rumores al reconocer públicamente que Chrysler es uno de los pilares de la nueva sociedad, aunque reconoció que pasarán algunos meses para establecer la futura directriz de la alguna vez compañía de avanzada tecnología automotriz.
Entre las nuevas posibilidades para el futuro de Chrysler figura la introducción de vehículos autónomos, mecánicas electrificadas y por supuesto, coches eléctricos de gran lujo sin olvidarse de las necesidades de interacción digital tan solicitadas por los nuevos consumidores.
Chrysler ocuparía el lugar de Peugeot en EE. UU.
Curiosamente, el autoconstructor francés Peugeot también se halla en la incertidumbre pues tampoco resulta claro si la firma regresará al mercado norteamericano, que era una de las intenciones más barajadas antes de la fusión que diera lugar a Stellantis.
Según la revista Car & Driver, Tavares apuntó que "creo que es mejor canalizar el talento, el capital y la capacidad de ingeniería para mejorar a las marcas existentes y acelerar donde tengamos que hacerlo, porque tenemos una fuerte presencia en este mercado (el norteamericano)".
En resumen, es más fácil reconstruir a Chrysler que iniciar desde cero con Peugeot, una postura inteligente si miramos que la firma gala dejó el mercado estadounidense en 1991 y sería muy costoso el regreso. Todavía hay preguntas en el aire; habrá que estar atentos en los próximos meses a las declaraciones y acciones de la naciente Stellantis.