A estas alturas ya hemos escuchado todo tipo de excentricidades, hasta insertos de cristales Swarovsky en faros, pero el Frangivento Charlotte Roadster no deja de sorprendernos. El motivo no son sus 897 caballos ni su naturaleza eléctrica, sino el hecho de que cuenta con una pecera que sólo nos hace preguntarnos una cosa: ¿por qué rayos?
Este peculiar deportivo de procedencia italiana es toda una oda a la extravagancia. El diseño de su habitáculo está inspirado en un loft, por eso no deben extrañarte los tonos claros, trazos fluidos y la combinación de materiales en Alcántara, piel, madera y… plata. Sí, algunos de los controles están fabricados en plata pura, un metal que no es precisamente ligero, pero el Frangivento Charlotte Roadster no está aquí para eso.
Aun tratándose de un deportivo, para el Frangivento no existe el límite de peso y la máxima prueba es el acuario detrás de los asientos, que además incluye un pez payaso y otro cirujano —especie que, por cierto, no lo ha pasado muy bien desde el estreno de las cintas Buscando a Nemo y Buscando a Dory.
Luego de todo lo anterior, quizá sea hasta irrelevante hablar de prestaciones, pero las tiene y no decepcionan. Para desplazarse utiliza cuatro motores eléctricos, que desarrollan un total de 897 caballos de fuerza, alimentados por un paquete de baterías de 70 kWh. Le toma sólo 2.6 segundos alcanzar los 100 km/h. No se habla de autonomía, peso ni tiempos de recarga, ¿pero qué más da si la experiencia de conducción es como bucear?
