
Entre la espada y la pared. Así se encuentra México con la presión continuada de los aranceles estadounidenses y su capacidad de hacer estragos en todos los niveles de la economía, pero con las ganas de atraer inversión extranjera china de quienes prometieron hacer plantas automotrices en nuestro país.
En el último giro de la novela geopolítica que lleva ya varios meses de desarrollo, el país asiático lanzó una velada amenaza para los países que den la espalda al comercio con China en aras de ganarse el favor de Estados Unidos.
“China se opone firmemente a que cualquier parte llegue a un acuerdo a expensas de sus intereses. Si esto sucede, China nunca lo aceptará y adoptará resueltamente contramedidas de manera recíproca”, dijo el Ministerio de Comercio chino en un comunicado difundido recientemente.
Desde el año pasado, el gobierno estadounidense ha presionado a México para que no facilite el establecimiento de plantas de autos eléctricos chinas en su territorio. Unas 20 marcas chinas venden autos en México, pero ninguna ha establecido aún una planta. Y la planta de BYD, la única que iba con planes serios de construir, parece que quedó volando.
En una entrevista reciente con el Financial Times, Stella Li, vicepresidenta ejecutiva de BYD y CEO de BYD Americas, dijo que todavía no había una decisión tomada sobre una fábrica para México. Es la misma ejecutiva que en mayo del año pasado hablaba a Motorpasión México del potencial en empleos y desarrollo industrial que traería su fábrica.
“México es un país independiente, ¿por qué necesita seguir a Estados Unidos?”, cuestionaba en ese entonces Li.
Estados Unidos ve en los autos chinos una amenaza a su seguridad nacional y al equilibrio (según ellos) del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), tratado que ha quedado más en tambaleo con los aranceles impuestos tanto a México como a Canadá en diferentes productos. Con la nueva retórica China, será interesante ver de qué lado se colocan los países en su intención de protegerse de los aranceles gringos mientras salvaguardan su relación comercial con el país de Asia.
México, en medio de esta pugna global, enfrenta decisiones que marcarán el futuro de su industria automotriz.