Chery, mejor conocida en nuestro mercado como Chirey, acaba de presentar, a través de su marca Omoda en Wuhu, China, su más reciente creación, el Omoda 3, un crossover compacto que se sumará a su ofensiva de productos globales, el cual comenzará a llegar a los mercados a partir octubre próximo.
El Omoda 3 se ubica por debajo de Omoda 5, y comparten la plataforma modular T1X, sin embargo, su propuesta estética no se limita a un simple escalón inferior, pues es una declaración de intenciones. Líneas rectas y anguladas, un frontal que nos remite más a un concept car que a un SUV de producción en serie, y un tratamiento específico de los faros, que los hace lucir estrechos, rasgados y agresivos, buscan dejar huella visual.
Hay que decirlo, su parrilla y el lenguaje de diseño general evocan a modelos de rango muy superior, como el Lotus Eletre o incluso el Lambroghini Urus; una apuesta arriesgada, pero al mismo tiempo coherente, porque el Omoda 3 no quiere gustar a todos, mas bien quiere seducir a los que buscan algo diferente en un mercado saturado de clones.
En el interior, bautizado como "Starship Cockpit", sigue la misma filosofía futurista. En el centro destaca una pantalla vertical de gran formato, que actúa como centro de conectividad: compatible con Nintendo Switch, con gráficos de inspiración sci-fi y ambientación configurable, incluyendo un modo de sonido “nave espacial”.
En las versiones más equipadas cuenta con detalles interesantes, como el botón de arranque, que está oculto bajo una tapa roja al estilo Lamborghini, tiene iluminación ambiental por todos lados y los asientos, de corte gaming, fueron bautizados como "Starship Commander".
Aunque Omoda aún guarda silencio sobre los motores, todo apunta a que el 3 tendrá versiones 100% eléctricas, híbridas enchufables y de combustión interna.
Más allá de su diseño agresivo y sus guiños futuristas, el Omoda 3 quiere ser también una extensión emocional de quienes lo conducen. La marca no habla sólo de prestaciones o de estilo, sino continuamente de construir una conexión genuina con una generación que no sólo compra coches, sino también símbolos de identidad.
En esa aspiración, el Omoda 3 no se vende como un vehículo y se presenta como una especie de aliado vital, una pieza de un estilo de vida que trasciende el desplazamiento. No será un coche para todos, pero tampoco lo pretende.
Imágenes: Omoda
