Hay términos que empleamos una y otra vez al hablar de autos, pero que en ocasiones no terminamos de comprender a profundidad. Por ejemplo, sabemos que el Cadillac CTS-V aumentó su rigidez estructural en un 25% para ser capaz de soportar una aceleración lateral de casi 1g, o que la rigidez de la estructura del Buick Cascada corre a cargo de acero de alta resistencia en áreas específicas, pero ¿Qué es esa dichosa rigidez estructural?
Si nos acercamos a una definición científica, encontramos que la rigidez es la propiedad de una estructura que no se doble ni flexione bajo una fuerza aplicada. En términos simples, quiere decir que determinado objeto sea capaz de soportar una o más fuerzas sin deformarse; en este caso, un auto.
Lo anterior no sólo entra en juego a la hora de hablar de qué tan seguro es un auto en caso de choque; la rigidez estructural toma un papel protagonista en muchos aspectos del desarrollo de un vehículo, incluso en aquellos apartados que jamás se cruzaron por nuestra cabeza, como los ruidos extraños que producen las puertas de algunos modelos al pasar un tope o un bache.
Todo el tiempo la estructura de nuestro auto está siendo sometida a fuerzas. De esto puedes darte cuenta cuando intentas romper un récord de aceleración y tu espalda se pega al asiento como consecuencia del movimiento. El propósito de aumentar la rigidez estructural es que el auto sea capaz de soportar esas fuerzas distribuyéndolas a través de sus diferentes piezas compuestas de diversos materiales que van desde aceros de alta y ultra alta resistencia, hasta fibra de carbono en modelos más sofisticados.
El problema de muchos autos, como los convertibles, es que al carecer de postes o techo, es más complicado distribuir las fuerzas entre los componentes de la estructura. Sin embargo, los avances tecnológicos han logrado reforzar este apartado con esqueletos más sofisticados y materiales de nueva generación.
De esta forma, las uniones del monocasco permanecen en su lugar y, en mayor o menor medida —dependiendo del modelo— puedan soportar mayores fuerzas en diferentes direcciones. Para un ejemplo más gráfico, imagina que un auto viejo y oxidado tiene un motor de 500 caballos de fuerza; al acelerar y tomar una curva a altas velocidades, es fácil imaginar que la estructura no lo soporte y termine por romperse. Ahora imagina un coche moderno hacer lo mismo, ¿A poco no lo imaginas completando el circuito de Nürburgring sin morir en el intento?
Otra aplicación de la rigidez estructural es la reducción de ruidos al conducir. La rigidez es lo opuesto a la flexibilidad. Supón que las uniones de los componentes de la estructura son flexibles y se mueven al pasar un tope, el sonido sería como el rechinar de un barbo viejo en alta mar. Así sonaría un auto que tuviera baja rigidez estructural y, además, al deformarse su estructura las puertas se descuadrarían con mayor facilidad.
Ahora, sabiendo esto, estás un paso más cerca de graduarte como petrolhead. La próxima vez que leas acerca de determinado modelo y se mencione que aumentó la rigidez estructural, sabrás su importancia.
En Motorpasión México | 10 tips para encontrar la posición de manejo adecuada