Hyundai Sonata, prueba (parte 2)

Dicho lo anterior, es momento de hablar del apartado mecánico. Sobre el papel, el Hyundai Sonata promete 185 caballos de fuerza y 178 lb-pie de torque desarrollados por un motor de 4 cilindros de 2.4 litros. Antes de ponerle las manos encima, nuestras expectativas en materia de desempeño no eran muchas; con un peso de casi 1.5 toneladas, podría pensarse que las 178 lb-pie le quedarían apretadas.

Una vez echándolo a andar, la historia es muy diferente. Sin ser un bólido, el Hyundai Sonata acelera con contundencia y responde favorablemente en recuperaciones; se percibe más ligero de lo que en realidad es. Con suavidad, pero sin calma, el sedán coreano alcanza los 100 km/h en cuestión de 12 segundos.

Las gracias, sin embargo, no son para al motor, sino para la transmisión automática de 6 velocidades y su excelente actuación. En todo momento los cambios son realizados con suavidad; en ciudad siempre busca mantener su ritmo entre las 1,000 y 2,000 revoluciones para optimizar el consumo de gasolina. Cuando es necesario hundir el pie derecho a fondo, la aguja del tacómetro puede llegar hasta las 6,000 revoluciones antes de realizar el cambio ascendente, aunque no hace falta llevarlo hasta números rojos; desde las 4,000 rpm se siente la máxima entrega de torque.

¡Bendita seas, conducción suave!

Sí, nos gustan los deportivos, los aceleradores sensibles y las direcciones firmes, pero... ¿Qué tanto podemos aprovecharlos en ciudad? Al final, todos llegamos a esa edad en la que hemos devorado tantos kilómetros, que lo único que queremos es un coche que podamos disfrutar sin tener que pagar el precio en baches y topes. En esto del mundo de los coches hay mil maneras de querer, y una de ellas es el amor a los coches de manejo suave, casi relajante.

Todo componente mecánico del Hyundai Sonata está orientado a hacer más placenteros los trayectos. La suspensión fue calibrada para absorber las irregularidades del pavimento y surfear el caos de la vida en la ciudad, como si se viajara sobre una plataforma blanda. Para los simples mortales que no podemos pagar un Rolls, esto es lo más cercano a conducir sobre las nubes.

Para los días en que queramos hundir más el acelerador y busquemos sensaciones más vivas, el Hyundai Sonata ofrece tres perfiles de conducción, uno de ellos es el Sport. Al accionarlo, la transmisión realiza los cambios a más altas revoluciones, el acelerador se vuelve más sensible y la dirección adquiere un tacto más firme. Eso sí, al exigirle de más, pondrá en evidencia que no estamos a bordo de un deportivo; la dirección cobrará un tacto artificial y el control de estabilidad entrará para no perder la compostura.

En el polo opuesto, el Sonata puede conducirse en modo Eco. Así, el acelerador se percibirá un tanto anestesiado y la transmisión realizará los cambios a bajas revoluciones para mantener ajustados los consumos. Durante la semana que lo tuvimos a prueba, el mejor rendimiento que obtuvimos fue de 12.5 km/l; nuestra media en ciudad fue de 8.8 km/l.

Buen balance

Por diseño y nivel de comodidad, el Hyundai Sonata es una de las opciones más interesantes del complicado segmento de los sedanes medianos.

¿Y si lo ofrecieran con motor turbo?

Con el actual motor de 2.4 litros, el Hyundai Sonata no vuela, pero tampoco se queda atrás. Durante su lanzamiento internacional, la marca anunció la llegada de un motor de 2.0 litros turbo de 245 caballos de fuerza y 265 lb-pie de torque al que nos encantaría ponerle las manos encima, pero de momento la oferta se limita al cuatro cilindros atmosférico. Con un turbocargador, el Sonata tendría aún más argumentos para hacer frente a Fusion EcoBoost, Malibu Turbo y los V6 de algunos de sus competidores, como el Accord. De momento, su etiqueta de 379 mil pesos queda justo en el límite de los sedanes de cuatro cilindros.

En Motorpasión | Hyundai Elantra, prueba (parte 1)