Tesla está teniendo un cierre de año complicado. Lucha contra el pronóstico de una caída de ventas por primera vez en una década. Para contrarrestarlo, ha tomado algunas medidas, como dejar el Model 3 casi al precio de un Jetta, pero la prisa por entregar autos le está pasando factura en términos de calidad.
Varios dueños de autos Tesla fabricados en los últimos meses han tenido que lidiar con un desperfecto crítico: la computadora central del auto falla, lo que deja desactivados una serie de sistemas, desde el famoso Autopilot, hasta asistencias básicas como frenos ABS, control electrónico de estabilidad (ESP) o incluso el limpiaparabrisas.
Según cuentan en Electrek luego consultar a una fuente interna anónima, tras la crisis, Tesla le dio la instrucción a sus técnicos de desestimar los riesgos de seguridad que supone conducir sin asistencias, para que los clientes no se sientan preocupados ni consideren que no pueden utilizar sus vehículos hasta ser reparados.
A diferencia de otras ocasiones, esta vez Tesla no se podrá quitar de encima el problema con una simple actualización de software inalámbrica. Todo apunta a que el fallo proviene de la nueva versión de la computadora HW4 y un problema de gestión de energía de la batería de 12V, lo que ocasionaría un cortocircuito y, por lo tanto, implicaría la necesidad de reemplazar la computadora en el taller.
Por el momento, la solución que está buscando la marca es lanzar una actualización de software que evite la aparición de más casos, aunque los modelos afectados comienzan a saturar sus líneas de atención en un momento crucial para la marca: una crisis de reputación que podría influir en que por primera vez no rompa su propio récord de ventas
