Una nueva polémica se suma en medio del debate sobre cuánto contamina realmente un auto eléctrico. Los híbridos enchufables, que parecen hacer más sencilla la transición hacia la electrificación, podrían ser sólo una cortina de humo para cumplir con las nuevas normas de emisiones. Transport & Environment lo comenta sobre datos de Autobild: algunos PHEV contaminan hasta casi 700% más que lo anunciado.
La ONG tomó las mediciones de consumo y emisiones de Autobild sobre varios vehículos híbridos enchufables de distintas categorías, desde un GLE 350e, hasta un XC40 Recharge T5. En el mejor de los casos, las emisiones son sólo 321% superiores a las anunciadas por el fabricante.
Julia Poliscanova, directora senior de vehículos y movilidad eléctrica en la ONG, acusa a algunos vehículos híbridos enchufables de ser autos eléctricos falsos, desarrollados para pruebas de laboratorio e incentivos fiscales. Para ser considerados limpios, Transport & Environment considera necesario que ofrezcan una autonomía más amplia, motores más pequeños que sirvan como generadores —como los e-Power— y sistemas de carga rápida.
El debate vuelve a la autonomía eléctrica y al consumo energético
Cuando se agota la batería de un vehículo híbrido enchufable, su funcionamiento será como el de un auto híbrido tradicional. La mayor parte del trabajo correrá a cargo del propulsor alimentado por gasolina o diesel. En el caso de modelos grandes, el propulsor suele ser de cilindrada alta.
La respuesta a si merecen ser tratados como vehículos ecológicos es compleja. Por poca autonomía eléctrica que ofrezcan, la mayoría de los PHEV pueden completar trayectos diarios sin necesidad de quemar combustible. En ese caso, la responsabilidad recae en el consumidor y en si existen suficientes puntos de carga para permitirle prescindir del combustible en todos sus trayectos.
El debate es, en parte, el mismo que con los vehículos eléctricos: el origen de su energía. Si un PHEV se recarga con fuentes renovables y nunca utiliza el motor de combustión interna, no producirá ningún tipo de emisiones. Si, en cambio, la electricidad que lo alimenta se genera mediante combustibles fósiles, el PHEV habrá aportado su cuota de emisiones al momento de recargarse.
Otro punto que señalan distintos activistas es si un vehículo eléctrico o híbrido enchufable de 2.5 toneladas puede ser considerado ecológico. La polémica no se centra por completo en su nivel de emisiones, sino en la cantidad de energía que requiere para moverse. Aunque no produzca gases contaminantes, necesitará de mucha electricidad.
El punto con el que se defienden los vehículos híbridos enchufables son el menor costo de desarrollo y venta en relación con un modelo completamente eléctrico, la solución a los problemas de autonomía y el menor grado de contaminación al momento de la producción. Fabricar una batería de 14 kWh es menos perjudicial que una de 90 kWh.
Al final, un vehículo híbrido enchufable no es ni la solución absoluta ni el problema aislado. En el debate sobre su nivel de contaminación hay variables como el provecho que le saquen los consumidores a la autonomía eléctrica y el origen de la energía. La responsabilidad recae también en los gobiernos; los PHEV, al final, son la respuesta a normas de emisiones más estrictas, que se centran en gases, sin prestar demasiada atención al consumo energético.
