Existe un dicho que reza que: “si tienes para el whisky, tienes para los hielos”, y lo cierto es que cuando se trata de tener un coche de lujo o exótico, no existe mejor definición, pues no sólo implica el desembolsar millones para ser su dueño sino que, además, se debe considerar un buen presupuesto para su mantenimiento.
Decimos esto porque a Carl Hartley, hijo de Tom Hartley, uno de los mayores compraventa de vehículos del Reino Unido, Bugatti le quería cobrar cerca de 200 mil pesos por arreglarle el botón que ajusta de manera eléctrica los espejos retrovisores de un Veyron que tuvo durante cuatro años.
En una entrevista realizada por Rob Moore, uno de los creadores e contenido más conocidos en el Reino Unido, Hartley señaló sabía que iba a ser un coche caro de tener el garaje, y así fue. Sin embargo, un día descubrió que el botón que ajusta los espejos retrovisores había dejado de funcionar. Hartley se imaginaba que el costo del repuesto podría superar las 1,000 libras (aproximadamente 20 mil pesos) pero su sorpresa fue mayúscula cuando Bugatti le indicó que costaría 9,500 libras esterlinas, sin incluir el IVA, es decir, alrededor de 200 mil pesos.
El argumento de la marca para justificar el precio fue que, para arreglarlo, tenían que cambiar también el motor que mueve el espejo, entre otros componentes, a pesar de que lo único que no funcionaba correctamente era el botón en sí.
Evidentemente Hartley llevó a un taller con el que suele trabajar, el cual asegura que suministra piezas de fibra de carbono para los monoplazas de Fórmula 1. Dejó el Veyron un par de días y, al volver, ya estaba solucionado el problema por una mínima fracción del precio. El componente, que era similar al que usa una Volkswagen Transporter, costó 30 pesos y la mano de obra por reemplazarlo...una cerveza.
