Europa debe empezar a copiar a China: la solución del CEO de Renault no está en inflar de impuestos a los autos chinos, sino en aprender de su industria

Europa debe empezar a copiar a China: la solución del CEO de Renault no está en inflar de impuestos a los autos chinos, sino en aprender de su industria
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A estas alturas, es bien sabido que China está poniendo en jaque a la industria automotriz europea. Las marcas chinas vienen pisando tan fuerte que Europa está tratando de frenarlas con aranceles más estrictos, siguiendo la estrategia de Estados Unidos. Sin embargo, una de las personas con más peso dentro de la industria automotriz europea y a escala internacional, Luca de Meo, el CEO de Renault, considera que lo que Europa debe hacer para enfrentar a China y salvar su industria es sencillamente copiar a China.

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Conforme pasa el tiempo, las marcas de coches chinos se están convirtiendo en una pesadilla más grande para casi todos los fabricantes de automóviles tradicionales. Tanto en Estados Unidos como en Europa han decidido afrontar el problema con una guerra: mientras China produce cada vez más coches de mejor calidad y con precios más accesibles que los occidentales, Europa está tratando de frenar su expansión con políticas proteccionistas en forma de aranceles.

Al final, los fabricantes chinos tienen margen de sobra para seguir obteniendo beneficios pese a los impuestos y algunos de los pesos pesados de la industria del automóvil europea lo tienen claro, como el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, y el CEO de Renault, Luca de Meo, quien acaba de señalar, al medio británico Autocar, que la solución para garantizar el futuro de la industria europea es copiar a China.

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En esa entrevista, de Meo dejó claro que Europa se ha dormido en sus laureles y que parte de la situación actual se explica por su excesivo conformismo y por la falta de nuevas ideas, como las que tuvieron hace décadas y como las que tiene China ahora mismo, que no tiene miedo a la innovación y arriesga mucho más.

“En China premian a los virtuosos y castigan a los viciosos. Nosotros no hacemos eso. Castigamos a todos. Quienes no cumplen son multados; aquellos que lo hacen no obtienen ninguna recompensa.

“Si eres un entusiasta de los automóviles y observas el progreso del automóvil europeo, pronto verás que a partir de la década de 1930 hubo muchas sorpresas en el diseño de automóviles: muchos diseños inusuales y chispas de genialidad.

“Últimamente nos hemos vuelto más predecibles, sin mucho margen para la genialidad. Nuestros coches se construyen principalmente para tranquilizar a los clientes. En China existe el genio creativo. Algunos coches son inútiles, pero otros son asombrosos”, comentó de Meo.

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Al máximo responsable de Renault no se le escapa que, más allá de la creatividad, las marcas chinas cuentan con ventajas, gracias al gobierno chino, que los fabricantes occidentales no tienen, pero reconoce que en China también existe otra cultura empresarial. Ahí, la competencia entre empresas es más feroz y solo sobreviven las más fuertes, por lo que todas se esfuerzan en progresar.

Luca de Meo asegura que lo que Europa tiene que hacer es aprender cómo trabajan en China y hacer lo mismo, pero combinándolo con las ventajas de su industria. Aclara que el estilo europeo gusta en Europa y fuera de su mercado, “pero tenemos que seguir progresando”. También dice que la gestión de marca es otra ventaja europea.

En este sentido, puso como ejemplo el futuro Renault Twingo, un pequeño vehículo utilitario que se convertirá en el coche eléctrico más barato de Renault, puesto que se posicionará por debajo del Renault 5, con un precio de partida de unos 20,000 euros. La marca del rombo lo está desarrollando mucho más rápido de lo habitual y en parte es gracias a la colaboración consultiva con una compañía china de la que no se ha revelado el nombre.

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Por otro lado, de Meo habló del papel que tiene la Administración en la situación actual de la industria del automóvil, independientemente de lo que hacen los fabricantes. Señaló que el famoso “Dieselgate” hizo mucho daño a su industria y que Europa ha querido poner tierra de por medio con políticas medioambientales demasiado exigentes, sin considerar los plazos.

“Los reguladores europeos de hoy piensan que todo lo que tienen que hacer es establecer un objetivo, digamos que todos vendamos el 100% de vehículos eléctricos para 2035. Aquí está el objetivo, dicen, y si no lo logramos, te vamos a multar con miles de millones. Adiós y buena suerte”, comenta de Meo y puntualizó que “Su trabajo debería consistir en respaldar a quienes asumen riesgos hasta que alcancemos sus objetivos. En China lo hacen así”.

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