El consorcio Fiat Chrysler Automobiles (FCA) es una de las marcas más importantes tanto en Europa como en Estados Unidos, a pesar de esto algunos de sus modelos no han logrado el éxito comercial esperado por lo que es imperativo que logren alianzas que les ayuden a solventar los gastos de producción de modelos futuros.
Este tipo de alianzas es bastante común desde hace mucho tiempo. Marcas como Nissan y Mercedes o Toyota y Subaru utilizan la misma plataforma para crear cada quién su vehículo. Incluso FCA tiene ya algunas de estas alianzas, un ejemplo claro es el Alfa 124 Spider que comparte plataforma con el nuevo Mazda MX-5, pero necesitan más si planean sobrevivir a largo plazo.
En abril del año pasado, Sergio Marchione, CEO de FCA, tuvo un acercamiento con General Motors para una posible fusión, después de ser rechazado hizo una presentación a la asamblea de accionistas de la compañía. En ella subrayó la necesidad de maximizar la eficiencia en el gasto de capital a través de la unificación de esfuerzos que sólo es posible a través de una fusión comercial con alguno de los jugadores más importantes en la industria.
La presentación de 26 páginas, que llevó como título “Confesiones de un Adicto al Capital”, resaltaba el dilema de una industria en la que distintos jugadores gastan enormes cantidades de capital para desarrollar tecnologías similares, consiguiendo márgenes de ganancia muy pequeños que no permiten la recuperación de la inversión.
“Un año más tarde, hemos malgastado 10,000 millones de dólares que nos pudimos haber ahorrado,” dijo recientemente Marchionne a los medios. FCA ha identificado a Toyota, Ford y Volkswagen como posibles candidatos después del notorio rechazo de General Motors por medio de Mary Bara la presidente de su junta directiva. Ford por su parte reaccionó diciendo que “no tenemos ningún plan o interés distinto al de continuar la aceleración de nuestro plan One Ford¨, haciendo referencia al esquema de reunificación de las distintas filiales de la compañía bajo un solo plan de productos iniciado en 2006 y el cual ha retornado una rentabilidad estable para las marcas del óvalo azul.
Las dificultades de FCA para conseguir un socio han empeorado después del notorio fracaso en Estados Unidos de los Dodge Dart y Chrysler 200, dos vehículos que debieron haberse convertido en los modelos de volumen para FCA, y de las dificultades de la compañía para traer al mercado estadounidense a una línea completa de vehículos Alfa Romeo a fin de competir con las líneas menores de BMW, Mercedes-Benz o Audi.
Según los planes originales dicha línea debió haber estado vendiéndose a su máxima capacidad para este momento. Por el momento Alfa Romeo sólo vende el 4C, un compacto deportivo de nicho que atrae compradores a los pisos de venta donde no hay más nada que vender. El hecho de que FCA está rezagada en sus esfuerzos en las áreas de electrificación, conectividad y manejo autónomo también actúa en detrimento a los esfuerzos de Marchionne.
A pesar de contar en su portafolio con Jeep, la marca con mayor y más rápido crecimiento en el mercado estadounidense, FCA sabe que si no consigue un socio comercial para crear un auto de volumen sus días como fabricante independiente están contados.