A Aston Martin se le suele asociar con coupés de ensueño conducidor por un espía muy audaz. Lo que ves en estas fotos rompe, sin lugar a dudas, con todo aquello a lo que asocias la marca. El Aston Martin Cygnet fue un proyecto muy singular: la firma británica acordó vender un urbano fabricado por Toyota para cumplir con las normas ambientales nuevas, por allá de 2012.
El dinero que pedía Aston Martin por el Cygnet era absurdo considerando que se trataba de un urbano fabricado por Toyota y que se movía mediante un motor atmosférico de 95 hp. La firma británica sabía bien que no sería un superventas, ni buscaba que lo fuera; se trataba de un modelo que reduciría el promedio de emisiones de CO2 en la gama. No más.
Al momento de su lanzamiento, el precio del Aston Martin Cygnet rondaba los 40,000 euros (poco más de un millón de pesos al tipo de cambio actual), mientras el Toyota iQ, que era exactamente el mismo auto, tenía un precio de 17,000 euros (unos 450,000 pesos). La sorpresa es que el urbano "británico" mantiene o aumenta su valor en el mercado de los seminuevos.
Su producción fue muy limitada. Aston Martin planeaba producir 4,000 unidades al año, pero la cifra quedó en apenas 300. Uno de ellos se encuentra a la venta en Sheffield, Reino Unido, y a pesar de tener encima casi 50,000 kilómetros, el concesionario pide 30,000 libras por él, alrededor de 900,000 pesos.
Si te parece demasiado, agárrate. Existe una segunda unidad a la venta que, en lugar de estar ligeramente depreciada, sube su valor por encima de lo que costaba originalmente. Por este Cygnet amarillo, a la venta en Portugal, piden 44,000 euros, es decir, 1.1 millones de pesos.
Al final, si pagas esa cantidad por un Cygnet, no te estás llevando un auto de acabados extraordinarios, alto nivel de equipamiento o motor potente, pero sí una de las excentricidades de la industria, un coche con una peculiar historia detrás que puede convertirse en pieza de colección en algunos años.
