Cuando escuchamos que los motores eléctricos e híbridos son de la nueva era, lamentamos decirte que ya se habían inventado, aunque tal vez no tan eficiente o tan tecnológicos como los conocemos ahora.
En los años 70 un motociclista impresionaba a todos cuando echaba "combustible" a su motocicleta. Cada que llegaba a una plaza con bebederos se paraba a tomar agua, pero su moto también, dejando a todos sorprendidos, pues, se percataban que el motor podía funcionar con solo agua. Esto era parte de una estrategia de marketing de Arturo Estévez Varela, quien fue el inventor del motor de agua.
Prometía hasta 900 kilómetros de autonomía con tan solo 4 litros de agua, hasta hoy en día podría ser la solución a todos nuestros problemas con los combustibles fósiles, pero era demasiado bueno para ser cierto. En aquel entonces, el inventor mencionó "mi patente, la licencia para España la cedo gratuitamente al Estado para beneficio de todos los españoles”.
Los ingenieros de la época examinaron esta supuesta patente milagrosa, pero se percataron que era una farsa. El motor de agua era en realidad un motor de hidrógeno que funcionaba mezclando agua y un elemento adicional que Arturo decía haber inventado.
El elemento que hacía falta en esa fórmula casi perfecta era el Boro, pues fue el encargado de hacer la reacción al contacto con el agua, quiere decir que era una reacción exotérmica. La industria ya no parecía tan interesada luego de conocer su -secreto-, pues la extracción de este material es altamente tóxico para el cuerpo humano, además que es más caro que el petróleo.
Toyota ha sido uno de los que ha apostado por esta opción de movilidad, pero debido a la complicación de los materiales y los altos costos para llenar el tanque de su Mirai solo con agua, no ha sido tan atractivo para la mayoría de los conductores que prefieren un híbrido.