Con el auge que ha tenido la reciente generación del Suzuki Jimny a nivel mundial, la gente empieza a poner el ojo en otros vehículos muy similares tanto en diseño como en prestaciones y en este caso preciso también de la misma marca. El Suzuki Samurai es un modesto 4x4 ochentero, de cuadrada apariencia y mecánica sencilla cuyas prestaciones no eran dignas de destacar ni mucho menos de presumir, sin embargo la unidad que protagoniza estas líneas, es todo lo contrario.
En sus buenos tiempos, hace más de 30 años, el pequeño Samurai era propulsado por un motor de 1.3 litros de cuatro cilindros, capaz de generar la modesta cantidad de 70 hp. Marvin Sánchez, un auténtico petrolhead y entusiasta de modelos de los años 80 y 90, se hizo con uno de estos cada vez más escasos ejemplares nipones y le dió su merecida dosis de tuning.
Lo primero que hizo fue modificar el parachoques delantero, instalando una nueva parrilla acompañada de una ceja que le otorga una apariencia mucho más intimidante, las salpicaderas son más anchas y los rines también también se cambiaron por unos de mayor diámetro y diferente diseño.
Pero definitivamente lo mejor de este ejemplar se esconde bajo el cofre, se reemplazó el limitado bloque y en su lugar fue colocado un famoso rotativo Wankel de origen Mazda, extraído de un RX-7. El motor fue mejorado, con la incorporación de un turbocargador nuevo y sistema de refrigeración a la medida, con esto y un par de mejoras más la potencia que ahora entrega es de 450 hp, asociado al propulsor encontramos una transmisión manual también Mazda, diferencial trasero de manufactura Ford y una reducción de altura en la suspensión.
Sí, lo anterior suena muy romántico, pero dadas las dimensiones del auto, distancia entre ejes y peso vehicular de 800 kg, el andar de este auto puede no resultar tan seguro, sin embargo la conducción de este Suzuki Samurai debe ser algo muy divertido.
