Toyota Gazoo Racing se coronó campeón en las 24 Horas de Le Mans este fin de semana haciendo el 1-2 después de horas de gran esfuerzo y de un final dramático.
Sébastien Buemi, Kazuki Nakajima y Fernando Alonso, en el TS050 HYBRID #8, defendieron su corona en esta mítica competencia y aseguraron el Campeonato Mundial de pilotos, ganando por 16.9 segundos a sus compañeros de equipo Mike Conway, Kamui Kobayashi y José María López. El auto #7.
Pese a que la primera posición se la llevó el auto #8, todo parecía indicar que la victoria era del #7, sin embargo, en la vuelta 367, con una ventaja de más de dos minutos, los datos del auto de “Pechito” López indicaron un pinchazo y tuvo que hacer una parada en pits para reemplazarla.
Un problema en el sensor resultó lanzar una alerta sobre el neumático equivocado, lo que trajo consigo que el equipo reparara la llanta equivocada, dejando al vehículo #7 con el desperfecto. Eso requirió una vuelta lenta de nuevo a boxes para cambiar las cuatro llantas, lo que trajo consigo perder la ventaja que ya tenía y por ende, darle paso a Kazuki en el #8.
El auto #7 había comenzado la carrera desde la pole position tras la vuelta de clasificación más rápida de Kamui, con el #8 justo por detrás. Eso preparó la escena para una emocionante y cercana batalla por la victoria general entre los dos HYBRID TS050.
Después de 12 horas, los dos Toyota se separaron en solo 8,6 segundos. En la noche, el #7 tomó una ventaja decisiva ya que el auto hermano se enfrentó a un desequilibrio aerodinámico. Eso fue causado por daños en la carrocería debido a las exigencias de una carrera dura.
A medida que se acercaba el final, la brecha se mantuvo relativamente estable, todos parecían ya tener los resultados del ganador hasta que el #7 experimentó problemas y Kazuki tomó la delantera con menos de una hora para el final.