Hay coches en los que ir de copiloto es todo un deleite. Ninguno es un Porsche. ¿Se disfruta? Sin duda. Pero el mejor asiento de cualquier auto con sello de Stuttgart está siempre al volante, y cuando el planteamiento son casi 500 km entre destinos de Florida, intercalando llaves entre un Macan GTS, un 911 Carrera 4 GTS Cabriolet y un Cayenne E-Hybrid Coupé, puedes estar seguro: serán días para recordar.
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La ruta comienza en Orlando, o mejor dicho, a las afueras, en un nuevo poblado llamado Lake Nona. La primera ciudad inteligente de Florida. El camino nos llevará hacia Saint Augustine que, en contraste, es la ciudad más antigua de Estados Unidos. ¿El motivo de estos destinos? Celebrar los 75 años de Porsche bajo un concepto que casa el pasado con el futuro. Si hablamos de Porsche, hay mucho de eso: sabor clásico y tecnología de vanguardia.
El primer modelo que me tocó conducir fue el Porsche Macan GTS, la versión más potente —hasta la fecha— del SUV más pequeño de la marca. Lleva un motor V6 twin-turbo de 2.9 litros, capaz de generar 434 hp y llegar a 96 km/h en cosa de 4.3 segundos. Quizá no sea el Porsche más bestia que haya existido, pero ¿sabes algo? Nos preguntaron cuál de los tres modelos que probamos compraríamos, y la respuesta fue "el 911", y luego de 3 segundos, llega un "no, ¿sabes qué? El Macan GTS". Elegido casi por unanimidad en la mesa.
La practicidad que trae consigo su silueta de SUV no está peleada ni con el estilo ni con el desempeño. Ya quisieran algunos deportivos conducirse como lo hace este Macan GTS. La suspensión es firme, la dirección es altamente precisa y la respuesta del motor es brutal. El launch control produce mariposas en el estómago. Es un Porsche con todo el espíritu deportivo de la marca, pero lo puedes llevar por igual a una pista que al supermercado.
El momento más esperado de la ruta: el trayecto con el 911
Termina el día con el Macan GTS y comienza el trayecto con el 911 Carrera 4 GTS Cabriolet. Quien sea que haya clavado el cuchillo en el pasto, gracias, porque las lluvias de Florida cedieron para poder experimentar este Nueve Once al aire libre. Pero ojo, porque ser descapotable no es su mayor encanto.
El Porsche 911 es un must en el garaje de cualquier entusiasta de los autos que pueda permitirse un deportivo. No importa la versión... aunque claro, entre más, mejor. En este caso, el Carrera 4 GTS se mueve gracias a un motor bóxer twin-turbo de seis cilindros y 3.0 litros, que con 473 hp puede llegar a 96 km/h en 3.1 segundos.
Lo delicioso del 911 no está sólo en su rapidez, sino en todo lo que sucede a su alrededor. No es sólo que salga catapultado cuando pisas a fondo, sino también el espectacular sonido que produce. No es sólo el petardeo del escape, sino también la precisión quirúrgica de la dirección. No es sólo el volante que te lee la mente, sino también una suspensión que te comunica absolutamente todo lo que está sucediendo. ¿Y todo eso notas cuando estás conduciendo, Gerardo? Sí. El Porsche 911 es un festín para al menos cuatro de los cinco sentidos.
Una versión de Cayenne para comprobar lo polifacético del SUV
Casi todas las versiones que he probado del Porsche Cayenne son variantes deportivas... aunque ahora que lo pienso, decir "variante deportiva de un Porsche" suena a pleonasmo. A lo que me refiero es que me he puesto al volante de las variantes de más alto desempeño, pero no ante un híbrido enchufable que busca el punto de equilibrio entre eficiencia, lujo y deportividad.
Después de haber conducido al 911 y al Macan GTS, mis pulsaciones por minuto iban aceleradas. El Cayenne E-Hybrid las relajó, y no por ello me encontré ante un SUV anestesiado. Combina un motor V6 de 3.0 litros con propulsión eléctrica, para un total de 463 hp, con posibilidad de conducirlo en modo completamente eléctrico por una buena cantidad de kilómetros.
Es potente, sí, pero también dócil. Tiene la sazón deportiva y el tacto preciso de cualquier Porsche, y a la vez un tacto más amigable con el día a día. Es cómodo, está bien aislado y sorprende, sobre todo, por demostrar el grado de versatilidad de un Cayenne. No hablo de espacio, sino de chasís: de aquí se puede desprender una bestia como el Turbo GT, o bien, un SUV de marcha sedosa y con autonomía eléctrica como el E-Hybrid.
Porsche tiene modelos a la medida de cualquier gusto
Esta ruta con Porsche no sólo sirvió para emocionar al petrolhead que vive en mí, sino para confirmar —por si quedaran dudas— que Porsche es una marca capaz de complacer a cualquier tipo de gusto. Encontrarás desde el icónico 911, con todo un abanico de versiones, hasta modelos con la practicidad de un SUV o de un sedán-ish. Hay derroche de deportividad, de lujo, de estilo o de lo que sea que te interese exaltar por el alto grado de personalización. Hay una amplia oferta de motores y un sinfín de colores de carrocería e interiores. Porsche lleva 75 años celebrando el manejo, fiel a su concepto original, pero abierto al cambio.