Como lo mencionamos en la primera parte del artículo, la mejor carta de presentación del Suzuki Swift es su manejo. Mientras la mayoría de los hatchback subcompactos se enfoca en ser cómodos, el Swift además pretende darle una sensación deportiva a la conducción urbana. La suspensión absorbe correctamente los desperfectos del pavimento, pero se percibe ligeramente más firme que en ciertos modelos de la competencia, brindándole mayor estabilidad a la hora de tomar curvas. No es propiamente un deportivo, pero en todo momento se siente bien plantado en el suelo.
Gran parte de las sensaciones al volante tienen que ver con la dirección, que se encuentra en el punto exacto; ni está sobreasistida ni resulta incómoda para su uso en ciudad. Además, a la hora de estacionarse, sale a relucir otra de las virtudes del Suzuki Swift: el diámetro de giro. No vamos a enrollarnos con cifras exactas, porque al final lo importante es que es uno de los vehículos más maniobrables del mercado. Estacionarse es realmente sencillo.
Ni todo son espinas ni todo son rosas
Justo como dicta la canción de Miguel Bosé, en el Suzuki Swift ni todo son espinas ni todo son rosas... pero así es la vida. Toda la diversión que el pequeño hatchback japonés proyecta en su manejo se ve alterada debido al comportamiento de la transmisión automática de cuatro velocidades que reprime de cierto modo al eficiente motor de 1.4 litros.
Sí, es capaz de subir rápido de revoluciones, pero los cambios podrían estar mucho mejor escalonados si la marca decidiera incorporar una caja de seis velocidades en lugar de una de cuatro, o que por lo menos tuviera modo manual. Al hundir el pie, la respuesta no es la más veloz; al sacarlo, los consumos podrían ser aún mejores. Quienes han manejado la versión con caja manual saben de qué hablamos.
La respuesta de los frenos es adecuada. La versión GLS, a diferencia del modelo más equipado, incluye frenos traseros de tambor que resultan efectivos, pero no brillantes. Durante los días de lluvia que no dejan descansar a la Ciudad de México tuvimos una experiencia desagradable, en la que con el pavimento mojado una conductora de un Audi A1 (a la que saludamos si está leyendo esto) se pasó el alto en un crucero de varios carriles —en Avenida Patriotismo. Aplicamos los frenos con firmeza; el ABS entró en acción y, aunque la velocidad se redujo considerablemente, el coche se percibía un tanto nervioso... lo entendemos, no cuenta con ESP (control de estabilidad). Al final salimos bien librados, pero nos hubiera encantado relatar que incluso bajo esas situaciones el Swift se siente bien plantado en el suelo, pero ni en la versión más equipada se ofrece con ESP.
Ni más ni menos: lo justo
Las principales diferencias respecto al modelo más equipado de la gama se viven al interior. El Suzuki Swift GLS, a diferencia del GLX, no cuenta con una pantalla táctil ni instrumentos digitales para el control del aire acondicionado. En su lugar encontramos una discreta interfaz del sistema de sonido, controlado por botones, y perilla para los mandos del A/C.
Los materiales del tablero —como los de la mayoría de los hatchback subcompactos— son duros, pero ello no demerita la sensación de calidad a bordo del Suzuki Swift. Incluso transitando en calles mal pavimentadas, no existen mayores ruidos acusando una mala calidad de ensamblaje.
A nivel equipamiento, el Suzuki Swift no ofrece ni más ni menos de lo que necesitamos para el día a día: vidrios, espejos y seguros eléctricos, computadora de viaje, aire acondicionado, manos libres, mandos al volante y un equipo de sonido conformado por reproductor de CD, MP3, puerto USB y conexión vía Bluetooth. El sonido proveniente de las cuatro bocinas no es malo —considerando que se trata de un vehículo urbano, claro—, pero el funcionamiento del sistema podría ser más amigable con el usuario; nos hubiera gustado un nivel superior de sincronización con el iPod, mayor facilidad para conectar el Bluetooth y que contara con entrada auxiliar.
En cuanto al espacio interior, no es más de lo que necesita una persona que viaja sola y, ocasionalmente, con pasajeros en las plazas traseras. Al frente no hay grandes complicaciones, pero la banca trasera ofrece ciertas limitaciones, sobre todo en espacio para piernas y cabeza. La cajuela, por su parte, sorprende por su tamaño: es realmente pequeña. Ofrece doble fondo y los asientos se pueden abatir, pero definitivamente los viajes largos que requieran maletas enormes no son el fuerte del Swift.
8.0
A favor
- Diversión al volante
- Calidad del habitáculo
- Maniobrabilidad
- Ahorro de combustible
En contra
- La transmisión automática deja mucho que desear
- La cajuela es pequeña
- El equipo de sonido podría ser más amigable
Ficha técnica
Versión probada | GLS TA | ||
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Cilindrada | 1,372 cm³ | Tipo de tracción | Delantera |
Bloque motor | 4 cilindros | Combustible | Gasolina |
Potencia máxima (hp @ rpm) | 100 hp @ 6,000 rpm | Capacidad del depósito | 42 litros |
Par máximo (lb-pie @ rpm) | 98 lb-pie @ 4,000 rpm | Consumo urbano | 14.3 km/l |
Masa en vacío | 1,030 kg | Consumo extraurbano | 22.7 km/l |
Velocidad máxima | N.D. | Consumo mixto: | 18.5 km/l |
Aceleración 0-100 km/h | 16.5 segundos | Capacidad de la cajuela | 210 litros |
Transmisión | Automática de 4 velocidades | Precio | 214,000 pesos |
Precios del Suzuki Swift en México
- Suzuki Swift GA - $174,000
- Suzuki Swift GLS TM - $199,000
- Suzuki Swift GLS TA - $214,000
- Suzuki Swift GLX TM - $224,000
- Suzuki Swift GLX TA - $239,000
En Motorpasión México | Suzuki Swift GLS, prueba (parte 1) | Suzuki Swift GLX, prueba (parte 1)