Después de una década en la que la mayoría de aficionados podía adquirir los componentes de un sistema de audio de aftermarket, muy superior a los equipos ofrecidos por los fabricantes. La industria automotriz tenía que reaccionar ante los requerimientos de nuevos clientes potenciales.
En la década de los ochenta llegaron a las tiendas sintonizadores de pantalla LCD que facilitaban la sintonía, las unidades principales comenzaron a ser pensadas de manera ergonómica y práctica. Alpine marco una época con sus legendarias unidades de seis botones retroilumidos en verde para facilitar la activación de diferentes funciones de la unidad principal distrayendo lo menos posible la mirada del conductor del camino.
A finales de los ochenta la inclusión de reproductores de CD marcó el siguiente paso evolutivo, y aunque hoy parece arcaico y pasado de moda, posibilitó la disponibilidad del sonido digital en los autos. Las unidades principales con reproductor de CD y los CD Changers marcaron toda una moda en su época y era un accesorio indispensable.
Pero el CD duró apenas unos años a bordo del auto y a mediados de los noventa nuevos formatos y sistemas de almacenamiento modificaron los sistemas de audio. La radio por satélite, el Bluetooth, los reproductores digitales y dispositivos de almacenamiento USB redimensionaron la posibilidad de tener a la mano horas ilimitadas de música, transmisiones interrumpidas desde prácticamente cualquier parte del planeta y calidad de audio inigualable.
La reacción de los fabricantes tardo, pero cuando llego fue muy acertada, los fabricantes comenzaron a incluir nombres tan reconocidos como Bose, Harman Kardon, Sony o Pionner entre otros como parte de sus equipos originales de audio y la ubicación de cada componente de audio era decidida por ingenieros de audio de las marcas y el número de bocinas en algunos autos se incrementó exponencialmente.
Antes de terminar la década de los noventa y cuando muchos creían que ya nada podía superarse, la industria electrónica ofreció unidades con reproductor de DVD, navegación satelital, almacenamiento e incluso juegos. La música empezó a ser terreno exclusivo de los reproductores de audio digital, teléfonos celulares y dispositivos USB, las estaciones de radio abierta se vieron obligadas a modificar sus formatos y ofrecer mayor cantidad de contenidos informativos o hablados.
En la cúspide de la calidad, la radio que inicio como reproductor de música se transformó en un sistema de información y entretenimiento completamente integrado al auto. Navegación satelital, reproducción de audio, video, Wi-Fi, monitoreo de funciones del auto con dispositivos remotos, pantallas sensibles al tacto y almacenamiento de datos empezaron a ser parte de los términos a revisar al elegir tu nuevo auto.
Actualmente hay sistemas de infotenimiento de algunos autos con mayores capacidades que la de muchas computadoras personales y sus siguientes mejoras pueden ser sorprendentes.
El próximo paso evolutivo (ya en marcha) seguirá la tendencia de los teléfonos portátiles, al establecer el predominio de un sistema operativo, sistemas de realidad aumentada y monitoreo del conductor y sistemas del automóvil.
La radio automotriz, como tal, paso a la historia, sin embargo, para los aficionados a la música y el automovilista en general, la música sigue siendo la mejor forma de entretenimiento sin que se ponga en riesgo la integridad por distracción del camino como sucede con la nefasta costumbre de textear mientras se conduce.
A poco menos de los 100 años de su invención, vale la pena recordar cuantas veces nos hemos convertido en rockstars durante la luz roja, o hemos soñado, reído o llorado al volante acompañados solo de la música ya sea de la radio más básica o del sistema de entretenimiento más moderno en nuestro auto.