Jules Bianchi desempolva esta lista negra de muertes en la F1, que no había cambiado desde 1994
Sin duda alguna, la muerte de Jules Bianchi ha sido una muestra de que el automovilismo ha sido, es y seguirá siendo un deporte de muy alto riesgo. Aún con los grandes avances en seguridad y gran carga tecnológica que se utiliza para salvaguardar la integridad de los pilotos en cada práctica, calificación y gran premio, Bianchi ha sido víctima de este deporte que no veía fallecer a un piloto desde el año 1994, cuando Ayrton Senna impactara su auto en el circuito de San Marino, en Imola, Italia.
A partir de aquel fin de semana trágico en el cual, aparte de Senna, también perdió la vida Roland Ratzenberger en la calificación de la carrera, las medidas de seguridad aumentaron considerablemente en el Gran Circo, ejemplo claro es que, hasta el viernes 17 de julio del 2015, es decir, 21 años después, no había perdido la vida un piloto en activo, retomando la lista negra el francés Jules Bianchi a sus 25 años de edad.
Así pues, el piloto francés del equipo Marussia impactó a una grúa que estaba sacando del trazado al Sauber de Adrian Sutil quien previamente había originado que ondeara una bandera amarilla en el trazado de Suzuka durante la cual tuvo lugar el trágico accidente. Nueve meses después el accidente estuvo en coma el que Ferrari comunica, era su futuro piloto cuando Kimi Raikkonen terminara su etapa en la escudería italiana.
Las muertes en 65 años de espectáculo en la F1
Desde el año 1950 cuando inició la Fórmula 1, los decesos en las carreras han disminuido considerablemente década tras década hasta nuestros días. En los cincuentas, se registraron 15 muertes, la mayoría de ellas en las 500 millas de Indianápolis que en aquellos tiempos formaba parte de la temporada de Fórmula 1.
Para los años sesentas, los números fatales disminuían un poco pero la seguridad tanto de pilotos como de espectadores era muy poca, un claro ejemplo es el accidente del alemán Wolfang Von Trips quien en 1961 tuvo un accidente en el cual quitaría la vida a 15 espectadores durante el Gran Premio de Italia.
En los años setentas, las estadísticas también disminuyeron y en el año 1970 Jochen Rindt quien pilotaba un auto Lotus, se estrelló por supuestas fallas mecánicas de su auto en la famosa curva parabólica muriendo tres fechas antes de que terminara el campeonato en las cuales ningún otro piloto pudo superarlo en puntos siendo el único campeón póstumo de la Fórmula 1.
Los años ochentas solamente vieron la muerte de cuatro pilotos, uno de ellos Gilles Villeneuve quien durante la tanda de clasificación impactó su Ferrari en la parte trasera de otro monoplaza causando el vuelo del auto en el cual el cinturón de seguridad dejó de funcionar por lo que el canadiense fue lanzado varios metros sin protección alguna. Murió momentos después en el hospital donde era atendido.
Los noventas siendo la última década fatal antes de lo ocurrido en el 2014 con Bianchi, es una de las más recordadas, no por el número de decesos sino por la tragedia de ver morir a dos pilotos un fin de semana, Roland Ratzenberger y el grandioso Ayrton Senna en el Gran Premio de San Marino. La televisión y los medios vieron cómo el magnífico piloto brasileño impactaba a gran velocidad su auto Williams.
La primera década del nuevo siglo corrió sin fatídicas noticias, choques y accidentes han ocurrido sin consecuencias mortales, sin embargo, el riesgo de perder la vida nunca ha desaparecido; las velocidades a las que circulan los autos son muy grandes y tanto la tecnología como las personas involucradas en cada carrera pueden llegar a tener errores que a pesar de todo el tiempo y dinero invertido en la seguridad de los pilotos, pueden traducirse en decesos, tal y como ocurrió con Bianchi, una promesa del automovilismo que, sin culpar ni a comisarios, ni a su equipo ni a él mismo, perdió la vida luego de luchar en una carrera de nueve meses contra la muerte. Así es esto del automovilismo.
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