Chevrolet Trailblazer SS, la primera vez que el Corvette vivió dentro de un SUV
El Corvette es probablemente el modelo más emblemático de Chevrolet, así como el Mustang lo es a Ford. Por ello no es sorpresa que a veces se tome como referencia para otros productos. Algo así pasó en 2005 cuando la marca decidió hacer una variante deportiva de su Trailblazer, un SUV mediano que originalmente estaba pensado para llevar a la familia de la manera más cómoda posible, así era el Chevrolet Trailblazer SS.
El corazón del Corvette dentro de un coche familiar
Para General Motors no es algo raro preparar coches deportivos, pero tampoco lo es preparar camionetas de ese tipo, desde tiempo antes con GMC ya tenían a la Typhoon Y Sycloon capaces de medirse con deportivos europeos que les doblaban en precio. Con el Trailblazer decidieron colocar el motor del Corvette C6, es decir un poderoso V8 LS2 de 6.0 litros con 395 hp y 400 lb-pie de par que podían mover el eje trasero o las cuatro ruedas acorde a la versión a través de una caja automática de tan solo 4 cambios.
Con ello puede lograr una aceleración de 0-96 km/h en 5.5 segundos y una velocidad límite de 209 km/h. Sus mejoras no sólo llegaban bajo el cofre, al frente hubo mejoras en discos y ventilación, e incluso le dieron frenos frontales similares a los del Corvette, la suspensión se redujo en 25 mm al frente y 45 mm atrás, le dieron resortes y amortiguadores más firmes, barras estabilizadoras más gruesas y firmes, un diferencial de deslizamiento limitado en la parte trasera y una nueva calibración a la dirección.
El motor que llevaba fue el mismo motor del Corvette, del Pontiac GTO que intentó revivir por aquellos tiempos y del Chevrolet SSR. A diferencia d esos modelos producía 5 hp menos.
Un deportivo discreto
Actualmente las versiones deportivas de varias camionetas se caracterizan por cargarse de elementos aerodinámicos, contrastes de color, y muchas placas que presuman que es capaz de lograr más que una variante común de dicho vehículo. En el caso del Trailblazer SS sólo había tres emblemas SS en el exterior, una fascia con un ligero toque cromado en el contorno de las entradas de aire para los frenos, rines cromados de 20" y el look más bajo por la modificación en la altura de la suspensión.
En el interior era un caso similar, sí había asientos con el emblema SS en el respaldo y algunos otros guiños algo discretos a que era la versión más potente, pero en general conservaba un gran nivel de equipo enfocado en la comodidad para la que había sido creado.
El Chevrolet Trailblazer SS no estuvo en activo tanto tiempo, pues al final del día el nicho de los SUV deportivos de esa categoría aún no presentaba tanto interés, aunque sirvió para dejar claro que un deportivo puede venir en cualquier forma, claro tal vez no tan ágil como un Coupé o sedán tradicional, pero sí capaz de llevar más lejos el significado del SUV.
