Una mujer de 43 años fue detenida en la Ciudad de México por robarse una Ecobici que nunca devolvió y estuvo usando por dos años, informó la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la ciudad.
El reporte del gobierno indicó que el 11 de julio de 2022, la mujer no devolvió la bicicleta que rentó por parte del sistema de movilidad de la ciudad. Desde entonces, se realizó una denuncia que este fin de semana terminó en la recuperación de la unidad y la detención de la usuaria, en calles de la colonia Roma Sur. Al parecer, la persona utilizaba la bicicleta mientras trabajaba como repartidora en aplicaciones de entrega de comida a domicilio, y la Ecobici fue identificada por las placas.
La historia terminó ahí, pero se repite cada cierto tiempo. En marzo, la dependencia del gobierno local detuvo a un hombre de 33 años que también viajaba con una Ecobici robada. Y en noviembre pasado, atraparon a un sujeto de 40 años que intentaba vender en 1,500 pesos una Ecobici que había desmantelado y pintado de color gris.
Robos de ecobicis
Como toda ciudad con un sistema de bicicletas compartido, Ecobici no está exento de los problemas que vienen con robos o maltrato de unidades. Aún así, el programa se ha expandido para pasar de 85 cicloestaciones y 1,114 bicis en 2010 a 689 estaciones y 9,300 bicicletas en 2024, repartidas en seis alcaldías de la Ciudad de México. La membresía anual más barata de Ecobici cuesta 545 pesos y permite viajes ilimitados de máximo 45 minutos. Al finalizar el uso, se deben asegurar de vuelta en la estación más cercana.
Según reportes de UnoTV y Publimetro, cada mes se roban entre 20 a 30 unidades de Ecobici en la Ciudad de México. Sin embargo, la mayoría de hurtos se dan sin violencia, cuando los usuarios descuidan la bici por un momento en la calle. En estos casos, aunque se tiene que reportar el robo, le cobran 10,000 pesos a la persona que la había rentado.
A las startups les ha ido peor
Por el momento, las Ecobicis de Ciudad de México no tienen competidores del sector privado. Jump, un servicio de Uber que llegó con una flota de 1,900 bicicletas eléctricas, duró poco menos de nueve meses antes de finalizar su servicio en mayo de 2020. La razón fue que Lime, una empresa similar de movilidad, le compró el segmento de negocio a Uber y de paso, decidió detener operaciones en Ciudad de México, Santiago de Chile y otro par de ciudades latinas más. Algunas de sus bicis fueron rescatadas por una asociación civil.
La misma Lime, por su parte, que tuvo rodando sus scooters eléctricos por la ciudad, abandonó Ciudad de México y otras 11 ciudades del mundo en un movimiento de reestructuración, en 2020. Pero la empresa también había tenido problemas administrativos y de robo de unidades en su breve estadía por la capital del país.
Grin, una startup de patines eléctricos, cerró operaciones en 2019 debido al robo de sus scooters, pese a que en su momento era la única empresa en su tipo autorizada para operar en la ciudad. Y Mobike, después de un largo estira y afloja por el pago del permiso de operación, removió sus bicicletas de la ciudad. El año pasado, varios lotes se pusieron en subasta.
