Probablemente no existe un ser humano – fanático de los coches o no – del mundo que no haya escuchado hablar del Bugatti Veyron, un hiperdeportivo de muy altas prestaciones lanzado al mercado en 2005 que rompió por primera vez en la historia la marca de los 400 km/h para un auto de producción y que cambió por completo el medio de los autos, iniciando la era de los superdeportivos con cientos de caballos de fuerza.
La historia de este modelo tan particular comenzó en 1997 cuando Ferdinand Piëch, CEO de Volkswagen por aquel entonces, comenzó a bocetar un auto súper deportivo que sorprendiera al mundo con sus prestaciones, imaginando un motor revolucionario y niveles de potencia nunca vistas. Fue así como se creó el primer bosquejo de este modelo.
Originalmente el proyecto montaba un motor sumamente revolucionario, el W18, conformado por tres bancos de cilindros VR6 a 60 grados, con una cilindrada de 6.25 litros aspirado naturalmente, que entregaba 55 caballos de fuerza, mucho más que la mayoría de los modelos de la época.
Aunque el vehículo era verdaderamente impresionante, Piëch sabía que no tenía el sello de Volkswagen por ningún lado y la gente no lo reconocería como un superdeportivo partiendo de una marca de vehículos “económica”, por lo que necesitaban un nuevo referente que les ayudara a realizar este proyecto. La idea se cristalizó con la compra de Bugatti por parte del Grupo VAG en 1998.
A inicios del siglo XX Bugatti fue un verdadero estándar en potencia, velocidad punta y lujo, con modelos tan icónicos en la historia automotriz como el Type 41, un súper deportivo con motor de 8 cilindros en línea y 12.8 litros de cilindrada que entregaba 300 caballos de fuerza, una verdadera locura para la época, o el mítico Type 57 SC Atlantic, el modelo más rápido y lujoso de su época.
En un tiempo récord, la marca alemana construyó el que podemos considerar como primer el prototipo del Bugatti Veyron, el EB 118, un modelo que montaba el ya aclamado bloque W18 de 6.25 litros, montado en la parte delantera de manera longitudinal y que causó furor entre los asistentes del Auto Show de París de 1998. Aquel auto, además, incorporaba tracción permanente a las cuatro ruedas, chasis completamente de aluminio y la suspensión multibrazo.
En la primavera de 1999 el Grupo VAG subió la apuesta presentando el segundo concepto del modelo, el EB 218, que incorporaba además de gran potencia un lujo verdaderamente impresionante, a la altura de los fabricantes más refinados del mundo como Bentley y Rolls-Royce, teniendo al cuero y las maderas finas como el centro de su elegancia, acompañándose por una carrocería de cuatro puertas que nunca volvimos a ver.
Un par de meses más tarde, en 1999, Bugatti comenzó un concepto totalmente distinto al que llamaron EB 18/3 Chiron, diseñado en conjunto por Giorgetto Giugiaro de Italdesign y Hartmut Warku, jefe de diseño en Volkswagen, quienes hicieron un trabajo excepcional, con un diseño más cercano al que finalmente llevaría el vehículo y portando un nombre que después retomaría la marca y que busca rememorar la historia del piloto de carreras de Bugatti y ganador de Gran Premio, Louis Chiron.
Finalmente, antes de iniciar el nuevo milenio, durante el Auto Show de Tokio de 1999, Bugatti presentó el EB 18/, último concepto del modelo que utilizó el motor frontal de 18 cilindros, y que se estableció una vez más como estándar de lujo y exclusividad, apelando al antiguo lema de Ettore Bugatti “Si es comparable, no es un Bugatti”.
Pero el nuevo milenio trajo consigo nuevas sorpresas y Piëch, quien seguía a cargo de este proyecto, comenzó a trabajar en un motor más elaborado, con una configuración de 16 cilindros, que se montará de manera central, obteniendo la capacidad de incorporar turbos al esquema para elevar la potencia hasta niveles nunca vistos en el mundo de los automóviles de producción.
Fue así como llegamos a conocer por primera vez en el Auto Show de París del 2000 al Bugatti Veyron 16-4, que incorporaba un bloque central W16 con dos bloques V8 separados entre sí por 90° y con sus bloques de cilindros separados en 15°, con 8.0 litros de cilindrada y cuatro turbos que elevaron la potencia del modelo hasta los 1,001 caballos de fuerza con 922 lb-pie de torque.
Esta fue la configuración final del modelo. En los años siguientes su carrocería cambió ligeramente año con año hasta lanzarse al mercado en el año 2005, pero sus prestaciones se mantuvieron intactas. El modelo podía acelerar de 0 a 100 km/h en 2.5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 408 kilómetros por hora, convirtiéndose en el vehículo de producción más rápido de su época y marcando un antes y un después en la industria automotriz.
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