A partir de diciembre de este año, cualquier persona en Australia del Sur que quiera conducir lo que se clasifica como un vehículo de ultra alta potencia (Ultra High Powered Vehicle) tendrá que realizar y aprobar un examen adicional para obtener una nueva licencia de tipo U.
Si un oficial de tránsito sorprende a un conductor a bordo de un superdeportivo sin portar esta nueva licencia, se le impondrá una multa de hasta 2,500 dólares australianos (cerca de 30 mil pesos). Si se le descubre una segunda vez, se enfrentará a una pena de hasta un año de cárcel.
La obtención de la licencia U cuyo precio es de 51 dólares australianos (cerca de 600 pesos) se realizará mediante un curso de formación en línea seguido de un examen, aunque no hay ningún elemento práctico para demostrar algún nivel de habilidades de conducción, pues buena parte del curso está dedicado a explicar el funcionamiento de los sistemas de seguridad activa.
Solo un pequeño número de automóviles entran en la categoría UHPV, que se determina por la relación potencia-peso. En ese sentido, Australia define cualquier vehículo con una masa vehicular bruta de menos de 4,500 kilos que tiene una relación potencia-peso de más de 370 caballos de fuerza por tonelada como un vehículo de ultra alta potencia.
Esta nueva normativa, que será una realidad a partir del 1 de diciembre de 2024, se propuso el verano de 2019, luego de la trágica muerte de Sophia Naismith, cuando el conductor de un Lamborghini Huracan mató a la joven de 15 años mientras caminaba por una acera frente a un restaurante.
El estado también está endureciendo las penas para los conductores involucrados en accidentes fatales. Ahora, causar la muerte o daños graves por el uso negligente de un vehículo será un delito procesable de nivel medio, elevando la pena máxima de 12 meses a cinco años por un cargo básico, incluso, la sanción puede llegar hasta los siete años y una inhabilitación mínima de la licencia de tres años.
