Logró hacerse conductora de Uber cargando documentos que no eran suyos: su caso no sorprende por todo el dinero que hizo, sino por el vacío de seguridad que destapó

Logró hacerse conductora de Uber cargando documentos que no eran suyos: su caso no sorprende por todo el dinero que hizo, sino por el vacío de seguridad que destapó
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Cuando solicitamos un servicio de taxi por aplicación o la entrega de comida por medio de esta modalidad, confiamos en que los trabajadores de estas plataformas realmente sean quienes dicen ser y al mismo tiempo confiamos en que la foto de perfil de la aplicación sea la de una persona segura y que sus empleadores la respalden. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, pues una mujer se embolsó una fortuna explotando esa fantasía de seguridad.

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Resulta que Priscila Barbosa llegó a Estados Unidos desde su natal Brasil con solo 117 dólares en sus bolsillos y con la promesa de que la llevarían desde el aeropuerto a su destino, un viaje que nunca sucedió. Lo que no sabía ese día del 2018, mientras lloraba afuera del Aeropuerto Internacional JFK, era que se convertiría en una especie de capo del fraude electrónico que la llevaría a recaudar alrededor de 10,000 dólares al mes.

Después de ser abandonada por su contacto en los Estados Unidos se puso a trabajar. Su tiempo en la Unión Americana comenzó con un humilde trabajo en una pizzería brasileña y una habitación individual alquilada. Luego, descubrió las aplicaciones como Uber, DoorDash y Lyft.

Sin embargo, sin una licencia estadounidense, parecía que no podría entrar en la entonces lucrativa economía de los trabajos temporales, hasta que alguien le ofreció rentarle una identidad por 250 dólares a la semana. Cuando un cliente dejó su billetera en su auto, un nuevo plan y una nueva forma de vida literalmente cayeron en sus manos.

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Durante las semanas siguientes, hizo clic en el proceso de incorporación de conductores tanto en Uber como en Lyft, leyó los pasos para crear su propia cuenta y finalmente abrió su teléfono y utilizó la licencia de la mujer rubia que había olvidado su bolso.

Barbosa subió la licencia a la aplicación de Uber, usó el nombre de la mujer, pero su propio seguro y registro. Ingresó su correo electrónico y número de teléfono de iCloud y puso su propia foto en el perfil de conductor. Inventó un número de Seguro Social, presentó la solicitud. Al día siguiente, Uber aprobó la cuenta.

Al poco tiempo, Barbosa dejó de conducir por completo. Se concentró en crear nuevas cuentas para rentárselas a otros inmigrantes para aplicaciones de trabajo temporal como Uber, DoorDash y Lyft. Utilizó las enormes lagunas de seguridad de las aplicaciones para montar su negocio en el mercado negro, manteniéndose lo suficientemente flexible como para seguir con la estafa durante dos años. Barbosa calcula que ganó casi 1.4 millones de dólares durante ese tiempo.

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En un momento dado, ganaba 10,000 dólares al mes aunque, según contó a Wired, y en un momento dado ganó 15,000 dólares en una semana. Este dinero le permitió pagar viajes, ropa de diseño, varios coches y el estilo de vida de su familia en Brasil. Parecía que los buenos tiempos nunca terminarían, hasta que un agente del FBI tocó a su puerta.

En la Ciudad de México, los requisitos para darse de alta en Uber implican Identificación oficial (IFE o INE con CURP visible), licencia de conducir vigente del estado donde conducirás, foto de perfil, cuenta bancaria, la cual tendrás que ingresar desde la app para socios, tarjeta de circulación vigente, pólizas de seguro vigente y completar la certificación de seguridad durante tu proceso de activación, la cual consta de una verificación de antecedentes automovilísticos y penales. Esta certificación se hace automáticamente y tiene un costo que se descontará de las primeras ganancias.

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