Si desempolvas de tus clases de historia de la secundaria, recordarás que Alemania fue blanco de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la fábrica de Volkswagen en Wolfsburg era utilizada para reparar aviones de guerra y fabricar vehículos militares todoterreno y refacciones de aviación. Por eso no debe sorprenderte que haya sido objeto de múltiples ataques.
Hoy, muchas décadas después de terminada la Segunda Guerra Mundial, algunas de sus reminiscencias se siguen hallando a lo largo y ancho del continente europeo. La más reciente ha sido una bomba en las instalaciones de Volkswagen, muy probablemente colocada por el ejercito estadounidense en la década de los 40.
La bomba fue hallada durante las labores de expansión de la planta de Wolfsburg, por algunos de los trabajadores de la construcción. Al dar aviso a las autoridades, el extraño artefacto metálico de 180 kilos fue desactivado fácilmente por el escuadrón antibombas local. Nadie resultó herido y la producción no se vio afectada.
No es la primera vez que encuentran bombas sin explotar en las zonas aledañas a la fábrica. Al ser un punto estratégico para Alemania, el ejército estadounidense constantemente atacó la zona, dañando considerablemente la fábrica, pero también dejando varios explosivos sin detonar.
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