La vez que Elektra quiso vender coches junto a refris y teles: la historia que pavimentó la mala reputación de los autos chinos en México
Fue en 2008 cuando Grupo Elektra, la empresa presidida por Ricardo Salinas Pliego, entró al negocio automotriz, anunciando la llegada de los coches de FAW Group a México, como parte de una alianza estratégica con First Automobile Works Group (FAW Group), con sede en China.
Aunque en nuestros días, esta noticia hubiera sido considerada “normal”, en aquellos tiempos, en un país dominado por las marcas de “casa”, la llegada de estos vehículos causó conmoción, principalmente porque, a diferencia de los modelos otras marcas, los coches de FAW se comercializarían no en agencias específicamente creadas para ello, sino en las mismas tiendas de la cadena Elektra y echando mano del sistema de crédito que ha hecho tristemente famosa a la empresa.
Como dicen por ahí: “hay de productos chinos…a productos chinos” y aunque FAW Group es el mayor grupo automotriz de China, y, además, socio de Grupo Volkswagen, Toyota y Mazda, también es capaz de producir autos de estándares muy bajos, como aquellos que comenzaron a llegar a nuestro país, careciendo de la más mínima calidad y seguridad.
Pero las cosas no pararon ahí. Poco después de la develación de los autos, los altos ejecutivos de Grupo Elektra anunciaron la construcción de una planta de ensamble en el estado de Michoacán.
La idea era atractiva: destinar 150 millones de dólares en aquella planta con el propósito de surtir la demanda nacional y de Centroamérica en el transcurso de los siguientes años. Aunque el plan era ensamblar hasta 100,000 vehículos anualmente, los problemas comenzaron a aquejar a la empresa y aquello se quedó en un simple proyecto.
Aprovechando su conocimiento del segmento al que estaban destinados sus coches, Elektra lanzó los vehículos con precios muy atractivos, incluso inferiores al promedio de los que se comercializaban en México por aquel entonces.
Además, no hay que olvidar que Elektra ya tenía conocimiento del ramo, dado el éxito que había tenido con la comercialización de las motonetas Italika.
Autos chinos desde 350 pesos semanales
El plan de financiamiento de los vehículos FAW a través de Banco Azteca era muy atractivo, ya que incluía mantenimiento y seguro; además de una red de postventa, similar a la que daba servicio a las motonetas, con talleres por todo el territorio nacional.
Las unidades podían ser adquiridas por los consumidores a través de financiamiento bancario con pequeños pagos semanales de entre 350 a 450 pesos que incluían, además del automóvil, los servicios de mantenimiento y seguro con cobertura amplia por el tiempo que durara el crédito que podrá ser de hasta 5 años.
El financiamiento para la adquisición de los dos modelos de autos FAW era otorgado por Banco Azteca con un enganche de entre 10 a 30% y tasas de interés en un rango de 12% a 20%. La división Seguros Azteca de la empresa de Salinas Pliego se encargaría de la protección de la unidad.
Javier Sarro, director de Grupo Salinas Motors declaró en aquel entonces que el objetivo de la empresa era venderle autos de bajo costo a los 10 millones de clientes que tenía Banco Azteca “ya que el 80% de ellos no tiene un automóvil”, comentó.
Adicionalmente, Grupo Salinas Motors planeaba abrir 20 agencias con talleres, en lugar de los concesionarios ordinarios, con un servicio de 6:00 a 23:00 horas.
Los autos FAW que llegaron a México fueron:
- F1 Hatchback Básico: $69,900 pesos
- Hatchback de lujo F1: $74,900 pesos
- F1 Sedán Básico: $79,900 pesos
- Sedán de Lujo F1: $86,900 pesos
- F4 Sedán Básico $89,900 pesos
- F4 Sedán de Lujo $96,900 pesos
- F5 Hatchback de Lujo: $104,900 pesos
- F5 Sedán de Lujo: $114,900 pesos
Se trataba de autos con motorizaciones de 1.0 hasta 1.5 litros, con precios accesibles a simple vista, pero que, con los intereses del financiamiento se dispararía hasta el doble o triple, pero esa es otra historia.
Como cabía esperar, los consumidores, la mayoría de la clase media baja, acudieron presurosos para adquirir su unidad, más que nada, atraídos por el eslogan de Elektra: “Para quienes quieren estrenar su primer coche”.
El negocio parecía ir sobre ruedas, entonces ¿qué fue lo que falló? Adivinase. La calidad
Autos de (muy) baja calidad comenzaron a rodar por las calles de México. Aunque el dato oficial de Elektra afirma que se vendieron 5,000 unidades en 2008, otra cifra afirma que fueron tres mil más los que se comercializaron hasta el 2009, cuando se canceló su venta.
Cuando las personas comenzaron a quejarse de la mala atención en los talleres, la falta de refacciones y, sobre todo, la mala calidad de los autos que carecían de las más mínimas características de seguridad, el negocio de los autos FAW de Grupo Elektra comenzó a desmoronarse, al tiempo que surgía la mala fama de los coches fabricados en China.
A lo anterior se sumaron otras ecuaciones, de tintes políticos y económicos. Finalmente, en septiembre de 2009, los logos de FAW y cualquier indicio de su presencia en la cadena de tiendas Elektra desapareció furtivamente dejando desamparados a más de 5,000 propietarios que sin más, se vieron solos, sin apoyo de la marca y sin saber qué hacer en caso de una descompostura de su auto chino.
Hoy en día, esos coches que algún día se vendieron en los almacenes de Grupo Salinas se pueden encontrar en sitios de internet con costos que varían de los 30 a los 60 mil pesos y en condiciones que varían de regular a muy mala. Incluso hay modelos que se venden en calidad de chatarra para que rescates las piezas que te hacen falta.
Aunque la venta de coches chinos en México fracasó, en la actualidad, las marcas chinas que han llegado a nuestro país con mejores productos y mejor calidad demuestran lo que mencionamos líneas arriba: “Hay de productos chinos… a productos chinos”.
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