Es normal que algunos componentes en el interior de nuestro coche, sobre todo con los que tenemos más interacción, como los botones para subir o bajar los vidrios, la palanca de la transmisión, las manijas para abrir las puertas, pedales y el mismo volante muestren algún tipo de desgaste con el paso de los años.
De hecho, en casa tuvimos una Chevrolet Van 20 1983, cuyos elementos antes descritos aún permanecían en muy buenas condiciones a lo largo de los cerca de 25 años que estuvo con nosotros, a pesar de que siempre se quedó a dormir en la calle y bajo las inclemencias del clima, pero echarle la culpa a una crema de manos, como la responsable de haber dañado prematuramente la superficie de un volante, eso ya es muy extraño.
Decimos esto porque el propietario de un Tesla comenzó a notar que el volante de su coche se degradaba de forma notable y prematura en los laterales del aro, tan prematura que el coche aún está en garantía. Sin perder más tiempo, acudió a un centro de servicio oficial de Tesla para atender el problema, sin embargo, los especialistas, sin mirar el volante, le respondieron que la culpa era de su crema de manos, pero que podían reemplazar el volante por 1,200 dólares.
En contraparte, el conductor asegura que no usa crema de manos, que la marca no tiene manera de saber con certeza si es así o no porque ni han mirado el coche y considera que al estar todavía en garantía la marca debería hacerse cargo del cambio. Según el servicio oficial en cuestión desde la marca, les han indicado que “todos los defectos del volante en el Model 3/Y fueron causados por los clientes y no por un defecto en el material usado por Tesla.”
Otro técnico le confirmó al usuario días más tarde que “el servicio técnico de Tesla no puede sustituir los volantes en garantía porque si no los empleados se meten en problemas”. También es cierto que algunos usuarios aseguran que les han cambiado el volante en garantía.
En todo caso, ya hay demasiados casos de volantes que se desgastan de forma prematura para que no sea un problema cuyo origen está en la fabricación. No es la primera vez que Tesla tiene problemas con los volantes de sus coches pues, el año pasado, se registraron varios casos de desprendimiento de este componente de la columna de dirección de varios vehículos nuevos.
