Tal y como ha sucedido con pick-ups de segmentos superiores, las camionetas subcompactas se han convertido en vehículos para usarse más allá de sólo trabajar, pues también se han orientado al uso recreativo, pero sin sacrificar sus capacidades de carga.
De ahí que cada vez sea más común encontrar pequeñas pick-ups utilitarias con una variante mejor equipada, con mejores acabados, con una calidad de marcha destacable, y sobre todo con una mayor facilidad en su conducción. Por ejemplo, Ram tiene su Ram 700, Renault tiene a la Oroch, Chevrolet tiene a la Montana aunque es un poco más grande y Volkswagen hace lo propio con la Saveiro Extreme, la cual tuvimos oportunidad de poner a prueba.
La denominación Extreme, a diferencia de la Saveiro Robust, radica esencialmente en que la primera ofrece una carrocería doble cabina, mientras que la segunda cuenta con una cabina sencilla, esto para privilegiar el espacio de carga en la batea. Aclarado lo anterior, debo confesar que, cuando la Saveiro Extreme tocó a nuestra puerta, de inmediato sentí el impulso de salir a disfrutarla.
Estéticamente es una pick up que destaca con un frontal de apariencia robusta, principalmente por los trazos voluminosos de los extremos de la fascia, que hacen espacio para las luces de niebla, así como por la enorme entrada de aire inferior. En las vistas laterales encontramos rines de aluminio de 15 pulgadas, mientras que en la zona de carga, con una nada despreciable capacidad de trasladar hasta 712 kilos, equipa una cubierta para la caja y protección del vidrio trasero.
El interior luce elegante, de buena manufactura, con plásticos de gran calidad a la vista y al tacto, y sobre todo bien equipado, comenzando con una pantalla táctil a color de 9 pulgadas del sistema de infoentretenimiento, un cuadro de perillas para manipular el sistema de aire acondicionado, así como un cuadro de instrumentos análogo dividido por una pantalla monocromática que despliega información de cada viaje.
Para ponerse en movimiento, la Saveiro Extreme equipa un motor de cuatro cilindros de 1.6 litros atmosférico, que genera 109 caballos de fuerza y 155 libras pie de torque al eje delantero, acoplado a una transmisión manual de cinco velocidades, el cual ha mantenido sus cifras de potencia y torque prácticamente desde el 2010, con una variación de 8 caballos con el paso de los años.
No tardamos mucho en aprovechar un lluvioso domingo por la mañana para descolgar unas chamarras e improvisar una breve excursión hacia la zona del Ajusco, incluyendo acompañante, coches de control remoto para jugar un poco entre las rocas, niño y perro, y de esta forma conocer sus capacidades aventureras.
Los primeros kilómetros lo hice acomodado en la segunda fila de asientos, y no por otras cosa más que para comprobar a habitabilidad en esta zona y por la anécdota. Si bien el acceso implica abrir la puerta del acompañante, recorrer el asiento hasta el frente y hacer algunas maniobras de contorsionismo cuando mides más de 1.80 metros de altura, lo cierto es que el espacio no es tan incómodo como pensaba.
No es que viajes en la comodidad de un reposet, pero sin duda se viaja con mayor comodidad que en muchas de las terceras filas de asientos de SUV de mayores dimensiones en las que hemos estado.
Una vez en el puesto de mando, el manejo no resultó nada del otro mundo, y no lo digo como una queja o como algo despectivo, más bien resulta muy sencillo de llevarla y controlarla, con una posición ligeramente más elevada con respecto a un sedán (hicimos la comparativa con el VW Gol rojo del vecino) que ofrece una mejor perspectiva, y sobre todo un pedal de embrague con un accionamiento suave y que requiere un mínimo esfuerzo para realizar un cambio de velocidad.
Además, no olvidemos que es un vehículo compacto de esos que todavía te permiten escabullirte entre el tránsito y que gracias a eso brindan confianza.
Por otro lado, es digno de destacar que la relación de los engranes de la transmisión manual está pensada para que en la primera y la segunda marchas la aceleración sea rápida, algo muy útil cuando llevas carga en la batea, y que poco a poco se van alargando de la tercera a la quinta. La dirección es cómoda y en las curvas de la carretera secundaria hacia el Ajusco no hay transferencias de peso tan marcadas.
Llegados al Valle del Tezontle nos dirigimos hacia nuestra zona favorita por la terracería y sin la preocupación, como sí nos sucede con un sedán cada vez que visitamos esta locación, lo que te obliga a ir muy despacio, de no golpear las partes bajas de la camioneta o de rayar las salpicaderas.
Definitivamente no es un vehículo off road ni pretende serlo, pero sí es uno que permite abandonar el asfalto con mayor libertad, gracias a la generosa altura de la carrocería con respecto al piso, que obviamente mejora los ángulos de ataque, ventral y salida.
En el camino de regreso y a pesar de que tuvimos ascensos y descensos sobre asfalto y terracería, logramos un consumo de combustible combinado en torno a los 14 km/l, pero también recordamos el Gol rojo del vecino para concluir que la Saveiro Extreme tiene el manejo sencillo de un Gol, pero con la capacidad de carga aumentada de una pick-up.
Pero también nos resultó un vehículo muy cómodo para el día a día en las calles de la ciudad, con una buena percepción de calidad en todos los aspectos, versátil y muy amable en su manejo; está disponible en nuestro mercado por un precio que inicia en 429,970 pesos, algo a tener en cuenta si consideramos que en el apartado de seguridad únicamente contamos con dos bolsas de aire, sin control de tracción y una plataforma que ya es añeja.
Otro aspecto que no podemos hacer de lado es que, por el precio de la Saveiro Extreme, la Ram 700, en la versión Bighorn, 4 mil pesos más barata, ya ofrece control de tracción y estabilidad, cuatro puertas, bolsas de aire frontales y laterales, y un motor de tres cilindros de 1.3 litros de nueva manufactura, que entrega 98 hp y 94 libras-pie de torque. Por otro lado, una de las características de la Saveiro es su fiabilidad y, en ese sentido, esta pequeña pick-up es implacable.
