Ford Mustang Shelby GT500, a prueba: un muscle-car de alto calibre con desempeño que arrebata suspiros
Si algo me encanta de los muscle-cars, es que son la excusa perfecta para que los ingenieros de marcas estadounidenses den rienda suelta a su locura. Acelerar en estos autos es como echarle una menta a la Coca-Cola: sabes perfectamente lo que va a pasar. Y con 760 hp directos al eje trasero, créeme, el Ford Mustang Shelby GT500 es brutal.
Prueba en video
Existe una creencia —no tan errada— de que los muscle-cars son potencia desbocada, que sólo brillan en línea recta y que si trazan curvas es porque van drifteando. Por el intoxicante sonido de sus V8 y su demencial capacidad de quemar llanta, les terminas perdonando ese carácter rebelde en curvas, pero si buscas desempeño serio, hace falta más que sólo músculo.
Para esta generación del Shelby GT500, Ford no sólo se planteó al Mustang más poderoso de la historia, sino también al más preciso. O al menos tan controlable como pueda serlo un coupé que transfiere 760 hp y 625 lb-pie a sus llantas traseras en un abrir y cerrar de ojos. Ahora, además de récords de 1/4 de milla, quiere poner su nombre entre los tiempos más rápidos en circuitos demandantes, con una ejecución de instrucciones que deja la boca abierta.
Hardware de alto calibre para domar al Shelby GT500
Domar a esta fiera requirió hardware muy especial, como un diferencial Torsen de deslizamiento limitado y una transmisión automática de doble embrague de siete cambios, desarrollada por Tremec y con la promesa de realizar los cambios en sólo 80 milésimas de segundo. Yo sé que no reemplaza el sabor de una caja manual, pero este Shelby GT500 busca cierta cordura dentro de sus prestaciones demenciales, y si quería mejorar sus tiempos en pista, una transmisión automática es mucho más eficaz.
Su apariencia matona también tiene una razón de ser. Todos esos accesorios deportivos no sólo buscan imponer respeto —y vaya que lo logran—, pero también cumplen funciones específicas. Te imaginarás el calor que generan el supercargador de 2.6 litros y un motor V8 de este calibre, que además es capaz de girar hasta a 7,500 revoluciones. Por ello hay una superficie de ventilación en el cofre con un volumen de 5,602 cc.
Su kit aerodinámico funciona para generar carga a altas velocidades. En otros mercados existe un paquete aún más extremo, con accesorios fabricados en fibra de carbono —incluyendo rines— y un vistoso alerón ajustable manualmente, capaz de generar hasta 250 kg de carga aerodinámica a 290 km/h para mantener bien pegada la trasera al piso.
Un muscle-car sorpresivamente obediente
El apetito con el que acelera este V8 es una locura. Su mejor momento está por ahí de las 5,000 a 7,500 rpm —donde además el sonido eriza la piel—, pero aún debajo de ese rango de revoluciones, no deja de sorprender su capacidad de pegarte al asiento al acelerar. Es un motor muy elástico que llega a ser enérgico incluso rozando la zona del relentí. Con 5.2 litros de cilindrada, no esperaba menos.
Debo confesar que es un auto al que le tengo mucho respeto, y es que se requiere de manos muy habilidosas para llevarlo al límite. Su entrega de poder es tan violenta, que ni el diferencial ni los neumáticos Michelin Pilot Sport 4S logran plasmar el 100% del poder sobre el asfalto.
A ratos se siente que hay más poder que tracción y eso significa que hay que ser mesurados con el acelerador, aunque el sonido sea tan adictivo que todo el tiempo quieras llevar el acelerador hasta el fondo. Le toma 3.5 segundos llegar a 100 km/h y completa el cuarto de milla en 11 segundos.
La transmisión resultó ser una de las grandes sorpresas. Su ejecución es simplemente perfecta. Coloca la aguja del tacómetro exactamente donde debe ir, como si ya se conociera el trazado del circuito, y entiende de maravilla nuestras intenciones según cuánto freno o acelerador vayamos metiendo. Además, todo lo hace con tanta sutileza que no llega a descontrolar el balance del auto, y mira que maneja cantidades de par apabullantes.
Por eso es que convino apostar sólo por transmisión automática —con paletas al volante— y no ofrecer una caja manual, porque así puedes concentrarte en llevar al auto hacia donde quieres que vaya, en lugar de saber si descontrolarás el eje trasero por un súbito cambio de marcha. Habrá quien sea capaz de domarlo con tres pedales, pero el grueso de sus clientes, por muy amantes que sean de las cajas manuales, le sacarán más partido a su coche con esta caja hecha por Tremec.
En términos de control, el Ford Mustang Shelby GT500 sorprende. ¡Ahora sí se entiende bien con las curvas! Su paso es sobresaliente, con transferencias de peso que se hacen notar, pero no te sacan de la trayectoria. Ojo, porque no es un coupé precisamente ligero; marca alrededor de 1,900 kg en báscula.
La dirección tiene el peso correcto y es extremadamente precisa, obediente hasta en el más sutil de los movimientos como lo amerita un auto hecho para las pistas. Los frenos son Brembo de 6 pistones al frente y 4 atrás. Brillan por su capacidad de morder, pero sobre todo porque son incansables, y eso es importantísimo en un auto al que se le exige tanto en pista. Eso sí, quizá el recorrido del pedal no me encantó, pero no tiene nada que ver con la capacidad de detención.
A resumidas cuentas, este Shelby GT500 un auto que mantiene ese carácter rebelde que tanto gusta en un muscle-car, y a la vez llega a ser tan obediente como lo amerita un auto para pista. Eso sí, volverá a ser tan indomable como lo recuerdas, tan pronto desactives asistencias y lo programes en su configuración más agresiva.
Un auto de pista legal para las calles
El Mustang Shelby GT500 no es sólo la máquina. Al momento de su creación, Ford buscó cuál era el límite entre un auto de carreras y uno legal en la calle, y justo en la frontera colocó al Shelby GT500. Por ello encontramos todo de lo que hemos hablado hsta ahora, pero también tecnología y amenidades para el diario.
Hay elementos muy enfocados a experiencia en pista, como las Track Apps que te informan de parámetros de desempeño en circuito, aunque también tienes conexión WiFi, sonido Bang & Olufsen de 12 bocinas, navegador, comandos de voz, compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay, cámara de reversa, monitor de punto ciego y mucho más para el día a día.
Un detalle curioso es que el sonido del escape se puede regular en cuatro niveles: silencioso, normal, deportivo y pista. Te preguntarás por qué existe un modo silencioso. Enciende este auto un día a las 5 de la mañana y pregúntaselo a tus vecinos.
La cabina se viste con lo esperado de un coche de este nivel, con volante forrado en Alcántara, detalles en fibra de carbono, unos espectaculares asientos Recaro y pedales de aluminio. Se siente como el deportivo que es y el diseño muy "a lo Mustang" también gusta. Mantiene este sabor a tradición, incluso en algunos gráficos del cuadro de instrumentos digital.
Al interior sólo hay dos cosas que no terminan de encantarme. Una son algunos acabados, porque pese a su precio y nivel de dinámica, sigue tomando a un Mustang como punto de partida, y eso se refleja en algunas piezas rígidas. Una vez que entiendes que estás pagando más de 2 millones de pesos por desempeño, no por sabor premium, lo pasarás por alto.
El otro aspecto es el selector de velocidades de la transmisión. Entiendo que no quisieran ofrecer una caja manual, pero al menos hubieran dejado la palanca para el automático. Creo que es un auto con tanto sabor a tradición, que apostar por la misma perilla y enfoque hi-tech que un Escape no es lo más atinado. Eso lo digo a tono personal. Habrá a quién le guste.
Un muscle-car que se mide en emociones por minuto
El Mustang más poderoso que haya salido de una fábrica de Ford fue toda una sorpresa. Mantiene el carácter rabioso que esperas de un muscle-car de este calibre, pero a la vez ejecuta las instrucciones con una obediencia poco vista en deportivos como estos, con fama de rebeldes.
Este juguetote tiene mucho sabor a exótico. En parte por su precio de 2,415,000 pesos, aunque también por sus cualidades dinámicas, porque verás muy pocos en la calle y por el grado de personalización. Hay 11 colores a elegir, entre los que figuran verde, naranja o azul vibrantes; también lo puedes configurar con franjas negras, azules o blancas.
8.1
A favor
- Un deportivo muy capaz en pista
- El sonido del motor eriza la piel
- Su aceleración es cardíaca
En contra
- El Carbon Fiber Track Package no está disponible
- Los asientos traseros casi son de adorno
- ¿Se vale decir alto consumo de combustible?
Ford Mustang Shelby GT500
$2,415,000
- Motor: V8 supercargado de 5.2 litros
- Potencia: 760 hp @ 7,300 rpm
- Par: 625 lb-pie @ 5,000 rpm
- Transmisión: DCT de 7 vels.
- Tracción: Trasera
- Frenos: Discos (6 pistones) / Discos (4 pistones)
- Peso: 1,916 kg
- Velocidad máxima: 290 km/h
- Aceleración de 0 a 100 km/h: 3.5 s
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Independiente multibrazo
- Longitud: 4,831 mm
- Cajuela: 382 litros
- Consumo en ciudad': 5.1 km/l
- Consumo en carretera': 7.6 km/l
- Consumo combinado': 5.9 km/l
- Capacidad del tanque: 61 litros
- Fabricado en: Estados Unidos
' Cifras anunciadas por la EPA
