Lincoln Corsair, a prueba: un SUV totalmente comprometido con el lujo
Lincoln se está transformando y comienza desde sus nombres, que ya no son letras, son palabras. El Corsair es la evolución del MKC, un SUV compacto desarrollado a partir de plataforma de Escape y que nace con la firme intención de hacer sobra a una difícil competencia proveniente de Europa. ¿Sus armas? Muchísimo equipamiento y anhelo de distinción.
De hecho, si tuviera que definir a los últimos lanzamientos de Lincoln, justamente utilizaría esa palabra: distinción. Desde fuera es fácilmente reconocible como un SUV premium por lo cuidado de sus líneas, el uso preciso de cromo y la extravagancia de su iluminación de LED en las calaveras, que recorren la trasera de orilla a orilla.
El Corsair es una ventana a la originalidad con la que Lincoln quiere conquistar a los clientes del segmento premium, mediante una experiencia peculiar para lo más cotidiano. Sus alertas, por ejemplo, no son el pitido tradicional de cualquier modelo; son sonidos creados por la Orquesta Sinfónica de Detroit. Si dejas luces encendidas o hay un auto en el punto ciego, el sonido de aviso es armonioso.
Otro rasgo de originalidad lo encontramos en los controles al volante, con dos joysticks de cada lado, que modifican el ícono y la acción según el menú seleccionado; moverlo a la derecha puede significar abrir el menú de música o indicar OK, según el ícono iluminado. Los modos de manejo también son diferentes a lo habitual: Moderado, Normal, Emoción, Resbaladizo y Condiciones Extremas, cada uno con su propia animación en el cuadro de instrumentos digital.
Una experiencia totalmente entregada al lujo
Lo habitual en el segmento premium es buscar un equilibrio entre deportividad y comodidad. El Lincoln Corsair no lo hace. La marca ve muy claro que la balanza debe inclinarse completamente hacia el confort, y no dudaron en dotarlo con lo necesario para hacer cómodos los viajes. Una buena insonorización, asientos cómodos y muchísimo equipamiento son parte de ello.
Las dos versiones del Lincoln Aviator disponibles en México comparten casi todo el equipamiento: sonido Revel de 14 bocinas, infotenimiento SYNC 3, perfiles personales para audio, clima, pantallas, asistencias de conducción, espejos y asientos, cámara de 360º con lavador, asientos con enfriamiento y calefacción, portón trasero eléctrico, iluminación ambiental, espejo interior y lateral izquierdo antideslumbrantes, volante y asientos traseros calefactables, techo panorámico y más.
De serie también incluyen todos los sistemas de asistencia de conducción que ha desarrollado Lincoln: monitor de punto ciego, control de velocidad crucero adaptativo, reconocimiento de límite de velocidad, asistente de mantenimiento de carril, alerta de colisión frontal con freno autónomo de emergencia, freno trasero automático de emergencia y asistente de estacionamiento automatizado. Sí, con todo eso ya es un vehículo semiautónomo.
El espacio interior es otro punto a destacar. Con 4.58 metros de largo, el Corsair ofrece buen lugar para piernas y cabeza. La banca trasera es corrediza, por lo que se puede jugar con las dimensiones internas para optimizar el volumen de carga en la cajuela —de 781 litros— o el espacio para piernas, según las necesidades del momento.
No todo es miel sobre hojuelas en al cabina. El Corsair gusta por su originalidad y el altísimo grado de comodidad, pero los acabados al interior se quedan un pequeño escalón abajo de lo que esperaba. Es verdad que hay muchas piezas suaves y una grata combinación de texturas —incluso cuero en el tablero—, pero el tacto de algunas perillas y algunos ajustes entre piezas no son los mejores.
Al final, su calidad sí es superior al de una marca de volumen, aunque no alcanza el refinamiento de BMW, Audi, Volvo o Mercedes-Benz. Y eso no es malo, porque quizá se bajó una raya a la atención al detalle en la cabina, para subirle tres al equipamiento.
Un SUV rápido e increíblemente silencioso
La gama del Lincoln Corsair en México está compuesta por dos versiones de casi el mismo precio. La diferencia es el motor. El Corsair más accesible echa mano de un propulsor turbo de 2.0 litros, capaz de generar 250 hp y 275 lb-pie enviados al eje delantero. La versión que probamos lo reemplaza por un motor turbo de 2.3 litros de 280 hp y 310 lb-pie con tracción integral. Ambos utilizan una caja automática de ocho cambios.
La respuesta del motor EcoBoost de 2.3 litros es sobresaliente. Prácticamente no hay retraso en la entrada del turbo y el propulsor se devora el velocímetro con gran apetito. Rebasar o incorporarse con agilidad a vías rápidas no representa ningún problema; basta un roce de acelerador para ganar velocidad.
Su conducción es la que rompe opiniones. Más allá de lo explosivo del motor, el Lincoln Corsair está puesto a punto como todo en este vehículo: con el confort como prioridad. Eso significa que varias sensaciones de manejo fueron anestesiadas, como el tacto de la dirección, que es extremadamente suave, pero poco comunicativo.
La suspensión se lleva bien con baches —y ojo, porque calza rines de 20"— y demuestra que fue desarrollada para los caminos de Estados Unidos, donde las rectas son interminables. Ahí es donde el Lincoln Corsair saca lo mejor de sí: una marcha silenciosa como pocos vehículos en esta clase y un nivel de aislamiento de vibraciones digno de reconocerse. Es uno de los SUV más cómodos que han pasado por nuestras manos.
En curvas la historia cambia. No es un vehículo difícil de controlar ni mucho menos, pero no transmite el grado de precisión que sus competidores europeos. No fue desarrollado para dominar las carreteras de montaña de Suiza, sino disfrutar de las autopistas estadounidenses. Si entramos a la curva algo más rápido de lo debido, habrá un notable body-roll, pero la tracción integral y las asistencias lo devuelven todo a su sitio. No es un SUV deportivo, es uno para apreciar el camino.
Un punto importante a mencionar es que de serie incluye suspensión adaptativa, que modifica el grado de rigidez según el modo de manejo seleccionado. El programa también cambia los parámetros de funcionamiento de la transmisión, la respuesta del acelerador e incluso el tacto de la dirección. Eso sí, incluso en modo Emoción —equivalente a Sport— sigue siendo un SUV demasiado blando.
Un SUV que trae frescura a Lincoln
El Corsair es la muestra de que Lincoln está más viva que nunca y con ganas de brillar en el segmento premium, sin perseguir la deportividad de sus competidores, pero dominando en lujo y confort. Ahí, con perdón de Audi, BMW, Mercedes, Volvo y hasta Cadillac, Lincoln lleva la delantera.
El giro en la estrategia de la marca se nota en el precio. Lincoln solía venderse por debajo de sus rivales europeos, pero hoy cuestan lo mismo; la etiqueta del Corsair va de 1,046,000 a 1,093,000 pesos. Su punto fuerte es que lo compensa con mucho equipamiento de serie. Si acaso, el único modelo que podría hacerle ruido es el Acura RDX, que cuesta 240,000 pesos menos y ofrece un equipamiento, motor y tecnología similares, aunque sin el grado de distinción al que se aferra tanto Lincoln.
8.7
A favor
- Perfectamente aislado de ruidos y vibraciones.
- El equipamiento de serie es completísimo.
- La respuesta del motor es sobresaliente.
En contra
- Hay margen de mejora en algunos acabados.
- El consumo de combustible es alto.
Lincoln Corsair Reserve 2.3 L
$1,093,000
- Motor: 4 cilindros turbo de 2.3 litros
- Potencia: 280 hp @ 5,500 rpm
- Par: 310 lb-pie @ 2,750 rpm
- Transmisión: Automática de 8 vels.
- Tracción: Integral
- Frenos: Disco / Disco
- Peso: 1,746 kg
- Velocidad máxima: N.D.
- Aceleración de 0 a 100 km/h: N.D.
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Independiente multibrazo
- Longitud: 4,587 mm
- Cajuela: 781 litros
- Consumo en ciudad: 6.9 km/l
- Consumo en carretera': 11.9 km/l
- Consumo combinado': 10.2 km/l
- Capacidad del tanque: 61 litros
- Fabricado en: Canadá
' Cifras publicadas por la EPA
