Mercedes-Benz GLB, a prueba: 7 plazas para un SUV premium que sí cabe en el garaje (+ video)
Mercedes-Benz pudo haber hecho un Clase B de siete plazas, pero no tenía sentido en un mercado donde los monovolúmenes viven cada vez más a la sombra de los SUV. Así, en una movida más acertada que la de BMW con su Serie 2 Gran Tourer, el Mercedes-Benz GLB entra al mundo de los crossovers compactos con tres filas de asientos.
Es curioso haber viajado a más de 9,000 kilómetros de casa para conocerlo, porque se fabrica en Aguascalientes para casi todo el mundo. Una ruta de montaña entre Málaga y Marbella, en España, fue el escenario que la marca eligió para que medios de todo el mundo le pusiéramos las manos encima.
La silueta cuadrada del GLB cumple dos propósitos: incrementar el espacio interior y reforzar su estilo todoterreno. Mientras los Clase A o CLA se notan trazados por la misma pluma, el GLB marca un punto y aparte en términos de diseño al perseguir un espíritu off-road. Su apariencia, además, se puede tornar más ruda o deportiva, según gustos, a través de los paquetes de personalización que ofrece la marca.
Las fotos no engañan; el GLB tampoco luce pequeño en persona... porque no lo es. Aunque nace de una plataforma compacta, su talla es de 4,634 mm a lo largo —tan solo 21 mm que un GLC. La diferencia principal respecto a su hermano mayor es que el GLB se puede configurar con una tercera fila de asientos hecha a mi medida. Literalmente.
Mercedes-Benz dice que en esta fila se pueden acomodar personas de hasta 1.68 metros —justo lo que mido— y no miente. Basta recorrer un poco la segunda fila para que haya suficiente lugar para rodillas y buen espacio para colocar los pies bajo los asientos que quedan delante. El lugar para cabeza es, sin duda, el más limitado. Hay que tener en cuenta, además, que la tercera fila deja a la cajuela con capacidad en torno a 160 litros.
El perfeccionismo alemán se cruza con la calidad mexicana
La versatilidad es uno de los puntos clave del GLB, pero no es lo único destacable. Sus interiores son tan sobresalientes como cualquier otro compacto de nueva generación en Mercedes. Combina el carácter hi-tech de dos pantallas —para cuadro de instrumentos y sistema multimedia— unidas en una sola pieza, con elementos clásicos de los todoterrenos de Mercedes; la decoración tubular estilo aluminio a la derecha del tablero es un guiño de ojo al Clase G.
Me gusta cómo se integra el cuadro de instrumentos a la interfaz del sistema MBUX, que además goza de gráficos muy bien resueltos —de los mejores de la industria. Manipularlo puede no ser tan sencillo al principio, pero una vez familiarizados con la interfaz, se vuelve pan comido. Los comandos de voz naturales facilitan el trabajo: "Hey, Mercedes, tengo frío" y se activa el climatizador.
La percepción de calidad es otro punto destacar en la cabina por la grata combinación entre colores, texturas y materiales. Da gusto saber que la mano de obra mexicana admite el perfeccionismo en los acabados de una marca premium.
Así es como el navegador del @MercedesBenzMx GLB se apoya en realidad aumentada para que no te pierdas al seguir un mapa. 🤯 pic.twitter.com/K76R2Wi0Yz
— Motorpasión México (@MotorpasionMex) December 5, 2019
Al volante es tan cómodo como ágil
Las llaves de un Mercedes-Benz GLB 250 4MATIC llegaron a nuestras manos. Esta configuración consta de un motor turbo de 2.0 litros, capaz de generar 224 hp y 258 lb-pie, asociado a una transmisión automática de doble embrague de ocho cambios y un sistema de tracción integral.
Su andar me dejó muy buen sabor de boca. Al volante es un SUV muy equilibrado, capaz de ser fiel a la precisión que caracteriza el manejo de un coche alemán. La dirección es rápida y retroalimenta lo suficiente para saber qué pasa bajo las ruedas, sin restar confort; la suspensión pisa con cierta firmeza, aunque la puesta a punto se nota claramente orientada a la comodidad.
La respuesta del propulsor también merece mención honorífica por el casi nulo retraso en la entrada del turbo. La transmisión no debe preocuparse por disimular ningún turbolag, lo que le permite operar a bajas revoluciones —donde abunda el par— y eso se traduce en un buen rendimiento de combustible. No es un motor explosivo, pero sí es capaz de mover al GLB con facilidad.
Algo importante a destacar es su capacidad todoterreno. El sistema de tracción integral 4MATIC distribuye el poder en distintos porcentajes según el modo de manejo seleccionado. En Eco o Comfort transfiere el 80% al eje delantero y el restante al trasero; en Sport, el reparto queda en 70% al frente y 30% atrás; en Off-Road podrá sacarte de apuros al dividir 50/50 el poder entre ambos ejes, gracias al embrague del sistema de tracción integral que puede funcionar como diferencial.
Un 7 plazas auténticamente premium
Con el GLB, Mercedes-Benz experimenta en una categoría donde ninguna marca premium había prestado tanta atención antes: un crossover de siete plazas que sí cabe en el garaje. Ya está a la venta en México, con un precio de $859,900 para la versión GLB 250 4MATIC Progressive, que incluye de serie la tercera fila de asientos. Más adelante se integrarán las variantes GLB 200 y Mercedes-AMG GLB 35.
En este rango de precios existen otros SUV de tres filas de asientos, y aunque son más grandes, habitan fuera del universo premium, en marcas de volumen como Mazda, Honda o Toyota, e incluso en marcas de lujo —que no premium— como GMC o Infiniti. El perfil del cliente de GLB busca algo muy específico: dimensiones compactas, rendimiento de combustible, alta tecnología y el refinamiento que sólo una firma premium puede lograr.