Renault Oroch, al volante de un SUV con caja (y no una pick-up)
Si me preguntaran cuál es el formato más lógico para la plataforma de un Duster, respondería que pick-up sin pensarlo dos veces. No fue azar del destino que su concepción inicial fuera como un SUV cuando todo el mundo quiere tener uno en su garaje. Hacerlo desde un enfoque low-cost le ha traído mucha alegría a la marca, pero ¿por qué no aprovechar su sencillez mecánica y la robustez general para convertirlo en pick-up?
Con esta idea en mente, la filial latinoamericana de Renault creó el Oroch. Es, en esencia, un Duster, pero mejor. La marca no se limitó a mocharle la tapa de la cajuela y ponerle una batea. No. El Renault Oroch recibe una serie de mejoras que, de hecho, lo convierten en un producto superior a Duster. Viajamos hasta Jalisco para ponerle las manos encima.
Haz de cuenta: un Duster, pero mejor
La plataforma es exactamente la misma, pero crece 19.2 centímetros para albergar un espacio de carga decente. Tiene capacidad para 650 kg —ojo, incluyendo el peso de los pasajeros— o 683 litros de volumen. Aumenta la altura respecto al piso, se viste con neumáticos Michelin inspirados en rally y, lo más importante, estrena una suspensión trasera independiente que hasta ahora sólo se utilizaba en los Duster con tracción integral —no disponibles en México.
La suspensión trasera independiente mejora el paso por curva y, sobre todo, en confort de quienes viajan atrás.
Este esquema de suspensión marca un punto y aparte en el manejo del Oroch. A diferencia de otras pick-ups de esta categoría, no se siente saltona ni desde el puesto de conducción ni ocupando alguna de las tres plazas de la segunda fila. Se viaja como en un SUV, quizá no con una calidad de marcha tan refinada como otros exponentes del segmento B-SUV, pero distribuye las fuerzas de impacto con gran destreza.
La mayoría de los kilómetros los recorrimos en autopista. Se puede circular a buen paso sin sensación de nerviosismo. La dirección aún tiene algo de juego en los primeros movimientos, pero mejora respecto a Duster o Captur al incluir asistencia eléctrica. En general, mejora la sensación de confianza al volante a altas velocidades y facilita maniobras urbanas a baja velocidad.
Colegas que probaron la versión manual aseguran que aprovecha mucho, muchísimo mejor las prestaciones.
El motor de 2.0 litros es suficiente para el propósito del vehículo. Fue ajustado para desarrollar 140 hp y 144 lb-pie. La potencia no sobra y ciertamente el par parece algo justo si pensamos cargar objetos pesados en la batea, sin embargo, el enfoque de Oroch es mucho más urbano; las salidas a carretera quedan en el plano de lo ocasional.
A decir verdad, el poder del motor no es problema. Su peor enemigo es, en realidad, la transmisión automática de cuatro velocidades. Se siente anticuada en el escalonamiento y lenta en su operación, lo que termina castigando el rendimiento de combustible y limita las capacidades del propulsor.
A 100 km/h, por ejemplo, es complicado realizar rebases por el número limitado de cambios. La transmisión prefiere mantenerse en tercera porque la velocidad de giro del motor le impede regresar a segunda. Colegas que condujeron la versión con transmisión manual aseguran que cambia radicalmente el comportamiento —para bien— gracias a las seis velocidades y un escalonamiento mucho más lógico para los fines del vehículo.
Como tal, no se trata de un todoterreno. Su configuración mecánica y la cantidad de asistencias lo vuelven tan capaz fuera del asfalto como un Sandero, sin embargo, sí que puede aventurarse a terracería dos rayitas más complejas gracias a la altura respecto al piso, la suspensión reforzada y las piezas negras para evitar arañazos desagradables en la pintura. Es un vehículo para aguantar mal trato sin miedo.
No es una pick-up, es un SUV con batea
Aquí hay que aclarar algo: Renault no ve como cliente principal al flotillero; prefiere pensar que el fuerte de ventas recaerá en particulares. En concreto, la marca quiere llevar el Oroch a personas con aficiones como ciclismo o surfismo, a familias que frecuentan salidas de campo o a emprendedores jóvenes e independientes que requieren un vehículo de necesitan un vehículo de carga para transportar mercancía dentro de la ciudad, pero no quieren caer en un vehículo totalmente comercial.
A diferencia del Duster proveniente de Colombia, el Renault Oroch se fabrica en Brasil.
Tiene lugar para cinco pasajeros, con espacio justo en la banca trasera —buen para cabeza, apretado para piernas— y una dosis de equipamiento adecuada para tratarse de una pick-up de doble propósito. El modelo más equipado de la gama, Outsider, incluye cámara y sensor de reversa, infotenimiento con pantalla de 7 pulgadas, sistema de navegación, computadora de viaje, equipo eléctrico y control de velocidad crucero.
Hay algunas ausencias que no podemos pasar por alto, como la imposibilidad de ajustar la profundidad del volante o el equipamiento de seguridad. El Renault Oroch se limita a ofrecer lo básico: frenos ABS y dos bolsas de aire. Considerando la altura de la carrocería y que en algún momento el peso podría concentrarse en la parte trasera, me parece muy criticable que no se incluyera control electrónico de estabilidad.
Una gama interesante con precios atractivos
Con doble cabina y un enfoque doble propósito, el Renault Oroch no tiene un competidor directo en México. Por ponerle algún rival, la marca menciona a RAM 700 y algunas versiones de Nissan NP300, sin embargo, su enfoque es mucho más comercial que particular.
La gama arranca en 269,900 pesos con el Oroch Zen. Quizá sea el más popular entre las flotillas gracias al precio, la apariencia robusta —lleva fascias en plástico negro— y el equipamiento limitado a lo básico. El Intens es tan equipado como el Outsider, salvo por algunos accesorios exteriores. Es, a nuestro parecer, el modelo más interesante de la gama, sobre todo por su etiqueta de 313,900 pesos. El tope de gama únicamente suma luces exploradoras, cubierta de lona, cantoneras especiales, protector de vidrio trasero y cámara de reversa. ¿Su precio? 328,900 pesos.