Las marcas de autos llevan décadas investigando cómo hacer coches más ligeros. Han dedicado mucho dinero a experimentar con aluminio, fibra de carbono, titanio y aceros cada vez más resistentes y livianos, todo con el fin de incrementar la eficiencia de sus modelos. Hasta el momento les ha dado resultados, pero un estudio realizado por la Universidad Técnica de Ingolstadt, en relación al peso en los autos eléctricos, podría darle un giro a sus metas.
Los autos eléctricos son considerablemente más pesados que los de combustión interna debido a las baterías. Si además se buscan grandes cifras de potencia o de autonomía, el paquete de baterías debe ser grande, lo que implica más y más kilos sobre la báscula.
Bajo el principio "más ligero, más eficiente", los fabricantes de autos han intentando contrarrestar el peso adicional de las baterías mediante el uso de materiales ligeros para la construcción de la carrocería, sin embargo, Manuel Schweizer, responsable del estudio en la Universidad Técnica de Ingolstadt, asegura que el peso en los autos eléctricos no es una desventaja, sino una clave para incrementar su eficiencia.
Su estudio se basa en la cantidad de energía cinética que posee un vehículo pesado en movimiento. Puede utilizarse para moverse por inercia o transformarse en carga para las baterías mediante un sistema de frenado regenerativo. Es verdad que un vehículo pesado requiere de más energía para desplazarse, pero también será capaz de recuperar más carga para las baterías que un vehículo ligero a una misma velocidad.
Este principio no aplica para los autos con motor de combustión interna. Si son más pesados, también poseerán más energía cinética, pero no habría modo de recuperar esa energía y transformarla en combustible para alimentar al motor. En ese sentido, la ligereza sigue siendo crucial para este tipo de vehículos.
Schweizer puso en práctica su hipótesis. Se analizaron los efectos de distintos materiales en la eficiencia y las emisiones, incluyendo el proceso de fabricación, tanto de vehículos eléctricos como de combustión. El modelo ligero equivaldría a un auto de volumen —como un Zoe— y el pesado, a un premium —como un e-tron o un EQC.
Los resultados arrojaron un ahorro de entre el 9 y el 13% de las emisiones derivadas de la producción de baterías en un vehículo ligero de gama media, y de entre un 19 a 24% para los vehículos pesados de gama alta. Schweizer menciona que ese ahorro de energía y emisiones podría utilizarse para producir baterías de mayor capacidad e incrementar la autonomía de los vehículos.