Manejamos el nuevo BMW M5 en Portugal: 600 hp y tracción integral para un sedán de locura
600 caballotes y el sonido de un escape que, como menos, te hace voltear. El BMW M5 es una bestia, pero es más que sólo un 0 a 100 km/h en 3.4 segundos; es el claro ejemplo del equilibrio entre la adaptación y el purismo: cómo seguir siendo lo de siempre valiéndote de recursos de última generación. Tracción integral, en este caso.
¿Cómo transmitir 600 hp al asfalto? Con dos llantas, complicado. Sí o sí había que optar por un sistema de tracción en las cuatro ruedas, sobre todo considerando que el BMW M5 no es un auto exclusivamente de circuitos, es un sedán ejecutivo de apabullante comportamiento en pista y nobles reacciones fuera de ahí. Lo manejamos en Lisboa y sus carreteras aledañas, para luego sacarle jugo en el Circuito de Estoril.
Un sedán bipolar: discreto, imponente, cómodo y radical
El BMW M5 es discreto, pero no deja indiferente a nadie. Detrás de esa estampa de sedán ejecutivo está la mano de un auténtico petrolhead que decidió ponerle cuatro salidas de escape, espejos aerodinámicos, parachoques específicos y un techo fabricado en fibra de carbono para eliminar peso justo de donde menos lo queremos: arriba.
La mañana en que le pusimos las manos encima despertamos y engullimos el desayuno como si así se fuera a dar prisa el reloj para poder conducir ya este nuevo M5. La gente de Portugal fue muy amable con nosotros, pero el clima de Esetoril no tanto. Llovió toda la noche y aún por la mañana seguían cayendo gotas... y bueno, te imaginarás que la combinación de agua, circuitos y 600 hp podía ser o muy divertida o simplemente fatal.
En modo Comfort, la marcha es sorprendentemente sedosa. Un sedán espacioso y muy cómodo para viajes largos.
Subimos a la furgoneta que nos llevaría hasta la manada de M5. Nuestra primera ronda de manejo, por suerte, no fue en pista. Tuvimos para nosotros solos un auto que pudimos llevar por una ruta escénica a lo largo de autopistas y carreteras secundarias dignas de postales. Ahí, entre carriles estrechos y rectas interminables pudimos comprobar lo cómodo que es el BMW M5 para viajes largos.
Deja de lado el control de gestos, el espectacular sonido Harman Kardon, lo útil del head-up display y todo lo que implica existir al interior de un sedán de lujo. Cuando decimos que el M5 es cómodo nos referimos a la sorpresa que nos llevamos desde el volante. De ese auto que habíamos visto quemar llanta en fotos, estábamos disfrutando de una marcha tan sedosa que ya la quisieran algunos sedanes cuyo único propósito es ése, el confort.
Puede equipar control de velocidad crucero adaptativo con función para leer carriles: a un paso de la conducción autónoma.
La electrónica se encarga de transformar al M5 en lo que queramos. BMW siempre ha sido buena en temas de suspensión y la M adaptativa, en concreto, es una joya. En modo Comfort es tan cómoda como lo que esperamos de un sedán ejecutivo y el resto de los parámetros se adaptar para anestesiar el acelerador y domar a la transmisión para sólo utilizar la potencia necesaria. ¿Quién en su sano juicio necesita completitos los 600 hp y 553 lb-pie de este V8 biturbo? Exacto.
El recorrido duró un buen puñado de kilómetros, que nos sirvieron para irnos familiarizando con el auto. La lluvia comenzaba a ceder, pero no cesaba. En nuestro trayecto de vuelta al circuito nos tocó un embotellamiento en plena autopista. Viajamos hasta Portugal para conducir el M5, pero en ese momento la responsabilidad de llevarnos fue completamente del auto. Activamos el control de velocidad crucero con seguimiento a baja velocidad y encendimos el lector de carriles para que el auto se hiciera cargo de todo mientras nosotros nos frotábamos las manos por rodarlo ya en pista.
En el Circuito de Estoril se vivió la F1 cuando el M5 daba sus primeros pasos
El Autódromo Fernanda Pires da Silva, también conocido como el Circuito de Estoril, no es cualquier pista. Su asfalto vio pasar monoplazas de Fórmula 1 desde 1984 hasta 1996 durante el Gran Premio de Portugal. El mismísimo Ayrton Senna se llevó el podio en esta pista el 21 de abril de 1985. Y ahí, cuando comenzaba a escribirse la historia del Circuito de Estoril en la Fórmula 1, el BMW M5 también comenzaba la suya.
Acabo de manejar esto y sigo así: ➡️� Un precioso BMW M5 1986 con 286 caballotes. pic.twitter.com/1zJ96hmDUX
— Gerardo García (@Gerard_GC) 28 de noviembre de 2017
El M5 se estrenó en el Auto Show de Amsterdam en febrero de 1985 y, aunque no lo creas, esa primera generación —que también pudimos conducir— tiene que ver mucho con el modelo actual. Sí, ahora es más del doble de potente, pero la premisa es la misma: un sedán con potencia de locura —286 hp lo eran en aquella época—, manejo preciso, equipamiento hasta para repartir y... ¿tracción trasera?
El BMW M5 2018 estrena el sistema de tracción integral de la casa, el xDrive. Esto, en principio, pudo causar malestar a uno que otro purista de la tracción trasera, pero hay una buena noticia: el M5 sólo utiliza las llantas delanteras cuando se necesita tracción extra. La pregunta es: ¿de verdad se comporta como un auténtico rear wheel drive?
El BMW M5 no es ligero, pero el peso está concentrado abajo (el techo es de fibra de carbono) y eso ayuda a su paso por curva.
Salimos de dudas una vez que llegamos al circuito. Los límites de velocidad y el trazado de las carreteras por las que circulamos no nos permitieron catar a profundidad la eficacia del sistema de tracción integral, pero con las puertas de Estoril abiertas, todo cambió.
El asfalto estaba bien mojado, pero ya no llovía. El Tlaloc portugués nos había concedido un momento. Abrimos las puertas, ajustamos cinturones, espejos y asientos... y a dar la primera vuelta de reconocimiento, con los pilotos de BMW hasta adelante explicándonos el trazado.
Mientras intento memorizar las curvas y por dónde pisar, imagino cómo será el desempeño del M5. Las primeras vueltas las dimos en modo Comfort, cada vez más rápido. Primera curva y noto la precisión de la dirección, segunda curva y me dio cuenta que el auto no es ligero, pero el peso está concentrado correctamente en la parte baja; tercera curva, esta vez más cerrada, y veo que los frenos muerden como si el asfalto estuviera seco. Lleva discos de seis pistones en el eje delantero y de pinzas flotantes de un solo pistón en la parte trasera.
El sonido del V8 es un deleite para los oídos. No hay retraso en la entrada del turbo y no pierde tracción en arranques rápidos.
Completamos así un par de vueltas en modo Comfort y desde el radio nos dan la indicación de pasar a modo Sport. Pie a fondo en la recta y el espectacular sonido del V8 va opacando mi mejor experiencia en la primera fila de algún concierto de mi artista favorito —y mira que eso es mucho decir. La fuerza de aceleración te pega al asiento mientras intentas controlar la emoción de una experiencia que entra por cuatro de los cinco sentidos —porque hasta el olor del M5 es muy peculiar, pero no intentamos lamerlo.
Al auto parece no costarle trabajo sumar y sumar velocidad. Llegamos a 200 km/h en la recta, pero se pudo haber seguido hasta 250 km/h o 305 km/h si fuera equipado con el paquete M Driver. Incluso con sus 600 hp y el piso mojado, el control de tracción apenas intervino y lo hizo de manera tan sutil, que sólo nos enteramos porque vimos destellar el testigo en el tablero. Palomita para la tracción xDrive.
Cuando llego a la primera curva, esta vez en modo Sport, noto una dirección más firme y un eje trasero más inquieto... que confirmo más adelante cuando el control de tracción tuvo que regresarlo a su sitio. El BMW M5 xDrive es un auténtico tracción trasera que, además, exige manos experimentadas en circuitos.
Uno esperaría que al utilizar las llantas delanteras para distribuir la tracción, el auto las aprovecharía también para ayudar a corregir, pero eso implicaría un comportamiento más neutral y el encanto es, justamente, la parte trasera juguetona. Si eso es lo que quería BMW —no juegan a los dados, estamos seguros de que sí era la intención— entonces: misión cumplida. Y si aun así no te convence la idea, puedes configurarlo de manera que sólo envíe poder a las ruedas traseras.
El nuevo BMW M5 marca buen paso a los sedanes más deportivos del momento
El BMW M5 es la audaz evolución de un deportivo que no se rinde al purismo de la tracción trasera, pero aborda inteligentemente un esquema de tracción integral. Potente, conectado, lujoso y de calidad premium: un deportivo espectacular que es tan buen racing-car como sedán ejecutivo.
Su competencia no es fácil. Sobre esta misma línea, Mercedes-AMG tiene al E63 con un motor V8 biturbo de 612 hp que también completa los 100 km/h en 3.4 segundos. La lucha por hacer el mejor sedán deportivo sigue vigente y se pone más interesante que nunca. Los beneficiados, al final, somos los entusiastas. ¡Larga vida a los motores V8!