KIA Stinger V6, a prueba: un Gran Turismo tan rabioso como desafiante
Desde el día 1 se ha hablado mucho acerca del KIA Stinger. Que si es un digno rival de los premium alemanes, que si sus acabados esto, que si sus motores aquello... aquí sólo queda lugar para una pregunta más: ¿el debate debe centrarse sólo en si el Stinger es un auténtico auto de lujo o hay más que eso? Ante la duda, lo hemos catado a profundidad en Baja California. No con el motor de 2.0 litros turbo que ya hemos probado, sino con el V6 de 365 hp.
Apenas se abrieron las puertas del Aeropuerto de Mexicali, un puñado de Stinger ya nos esperaban. La ruta contemplaba todo tipo de situaciones, desde extensas rectas para probar los alcances del propulsor, hasta las emblemáticas curvas de La Rumorosa para desafiar las capacidades del chasís. Sin más, tomamos las llaves de un Stinger blanco y lo echamos a andar.
Paisajes de película en un auto que no le teme a ir rápido
Lo miras e impone. El KIA Stinger es un auténtico Gran Turismo, en dimensiones y en proporciones. Los 4.83 metros que mide de largo y los 1.87 m de ancho enfatizan una carrocería estilo coupé, pero con puertas traseras, de tal manera que el medallón se desvanece hasta desembocar en una trasera de estilo italiano. Lo dijimos en su momento y lo recordamos ahora: si sientes que ya has visto antes esas calaveras, seguro es porque algún modelo de Maserati se ha cruzado por tus recuerdos.
Que tenga cara de pocos amigos y que sus curvas sean extravagantes tiene mucho que ver con las intenciones de la marca. Si en Audi o BMW apuestan por rasgos tradicionales es porque ya los identifican de tal manera; el Stinger, al ser el novato del segmento, necesita encontrar el modo de llamar la atención. Y con todos esos detalles, vaya que lo logra.
Devoramos los primeros kilómetros en cuestión de minutos. Al cabo de un rato ya nos encontrábamos trazando las curvas de La Rumorosa. Cumbres de cerros, un cielo despejado y una mirada que se pierde de tan lejos que llega decoran una de las carreteras más emblemáticas del norte del país.
El KIA Stinger nos recuerda lo fascinante de los autos de tracción trasera
Ahí, con un sol ardiente como testigo, explotamos las capacidades del Stinger. Si tuviéramos que definirlo con una palabra, sería desafiante. Basta excederse tantito con el acelerador para que la cola nos recuerde por qué nos gustan tanto los autos de tracción trasera. Rabioso. Adictivo.
Los 365 hp y 376 lb-pie del V6 biturbo no tardan en entrar en acción. El Stinger es explosivo, pero sabe mantener buenos modales si nosotros sabemos tenerlos con el acelerador. En curvas es dócil, con algo de body-roll, pero con transferencias de peso mucho menos bruscas de lo que imaginaríamos en un auto de estas dimensiones.
Alcanza los 100 km/h en 4.9 segundos, pero hay truco: lo hace utilizando el launch control.
Hay sobreviraje, sí, pero sólo el suficiente para recordarnos que vamos al volante de un auténtico Gran Turismo, con el sabor del motor impulsando las ruedas traseras y con el cofre visible desde el puesto de conducción.
Nos gustó la afinación de las asistencias. Mantienen el control, pero intervienen sin castigar la diversión al volante. Según el modo de conducción, incluso nos permiten jugar un poco con la trasera. El control de tracción se puede desconectar y dar rienda suelta a la locura, pero lo recomendamos sólo en circuitos.
Hay cambios al volante, pero no hay manera de llevar la caja en modo manual de manera permanente.
La suspensión es de ajuste electrónico, de manera que se puede regular su rigidez. En modo Sport aumenta la firmeza para sortear curvas con mayor aplomo. Los frenos, por su parte, merecen mención honorífica. Van firmados por Brembo, llevan cuatro pistones al frente y dos atrás. Muerden con ganas y, tras horas de conducción a buen ritmo, no mostraron rastros de fatiga.
Pese al gran trabajo, no todo es miel sobre hojuelas. La transmisión automática de 8 cambios aprovecha los mejores momentos del motor, pero no da mucha oportunidad al conductor de manipularla manualmente. Sí hay paletas de cambio al volante, pero la transmisión no tiene un modo manual permanente: si hacemos el cambio desde el volante, inminentemente —y más pronto que tarde— regresará a Drive. ¿Por qué sí poner una posición +/- en un Sportage y no en un Stinger? Sus razones tendrán. Esperamos.
También nos hubiera gustado un escape más escandaloso. Desde fuera vemos cuatro salidas de escape y por dentro sentimos la espalda golpear el respaldo cuando hundimos de más el pie sobre el acelerador, pero para nuestros oídos falta algo de emoción. Suena rico, pero la cabina deja fuera buena parte del sonido.
Aunque se diga lo contrario, el interior es el de un auto premium
Le duela a quien le duela, el KIA Stinger sí presume un habitáculo premium. Abundan superficies acolchonadas forradas en piel Nappa y la combinación de colores y texturas es muy atinada: tapicería roja, botones que simulan aluminio cepillado, insertos tipo piano y plásticos con apariencia de fibra de carbono.
Todo muy bien, pero ¿un modelo tan especial no merecería un volante igual de especial?
Y es ahí, en las apariencias, donde podríamos entender por qué muchos no lo catalogan como un premium. No es fibra de carbono real y quizá los plásticos en general no presumen terminados tan sofisticados como los de un Audi A5, pero el habitáculo del Stinger ciertamente no parece el de una marca de volumen. En calidad está mucho más cerca de un A5 o un Serie 4 que de un Optima, por ejemplo.
Su mejor argumento para llamarse premium está en el equipamiento: head-up display, sistema de sonido Harman-Kardon con 15 bocinas, ajuste eléctrico para volante, asientos y espejos (con memorias), espejos laterales electrocromáticos, asientos delanteros y traseros calefactables —los delanteros, además, con función de ventilación—, cámara de visión de 360º, cuadro de instrumentos con pantalla de 7" y funciones racing (medidor de fuerzas g, cronómetro, etc.), climatizador automático de tres zonas, entre otros.
El área de mejora —grande— queda en el sistema de infotenimiento. Se queda corto comparado con lo que encontramos en otras marcas —incluso de volumen. La interfaz es muy sencilla, tanto en gráficos como en funciones, y carece de sistema de navegación. Ya no hablemos de servicios en línea, como noticias, clima, correo o servicios de teleasistencia. Eso sí, es compatible con Android Auto y CarPlay.
En términos de comodidad, la insonorización es muy buena. Incluso pisando los límites de velocidad en autopista es fácil mantener una conversación sin levantar la voz. Si acaso, agradeceríamos algo menos de ruido de la rodadura y más del escape.
El espacio es correcto, aunque en la banca trasera se sufre en la quinta plaza por la altura del túnel central y los centímetros que el sistema de tracción trasera le roba al habitáculo. A lo ancho hay buen lugar para tres personas de estatura promedio, pero si algún ocupante es más corpulento, puede que los otros dos vayan apretados. El volumen de la cajuela tampoco es tan generoso como lo sugiere desde afuera, por una boca angosta y, nuevamente, un sistema de tracción que ocupa lugar.
El KIA Stinger es más que sólo un buen intento
Nadie creía que KIA podía crear un auto premium y aquí los tenemos, con un Stinger listo para incomodar a rivales provenientes de Alemania, Estados Unidos y Japón. La propuesta de los coreanos cumple con la definición de premium por desempeño, manejo, equipamiento, diseño y acabados. En ese orden.
El viento sopla a su favor a la hora de hablar de precios. Los Audi A5 y BMW Serie 4 con configuraciones mecánicas equivalentes cuestan entre 185,000 y 355,000 pesos más. En las versiones que rondan los 784,900 pesos que cuesta el KIA Stinger quizá hay algo más de refinamiento, pero no un rostro tan matón ni el ímpetu velocista que reina en el Stinger.
Cuestión de definir prioridades: lo ostentoso de un emblema, un manejo dos rayitas más preciso y mejores terminados al interior o una dosis extra de equipamiento, comportamiento rabioso y un precio al que será difícil hacer frente. La competencia va más allá de los alemanes ya mencionados. Indirectamente —aunque en el mismo rango de precios— también podemos compararlo con el Infiniti Q50, el Acura TLX A-Spec y el Chrysler 300C.
Precios del KIA Stinger en México
- EX 2.0 turbo — $564,900
- GT Line 2.0 turbo — $664,900
- GT V6 3.3 biturbo — $784,900
Fotografía | Gerardo García Fotos adicionales | KIA